Hace dos años, el entonces secretario general del Gobernatorado vaticano, el arzobispo Carlo Maria Viganò, hoy nuncio apostólico en los Estados Unidos, propuso «hacer salir la lira vaticana del euro para no someterse a las normas y a los controles europeos».

Lo revela el decano de los vaticanistas italianos, Benny Lai, en el libro “Finanzas vaticanas. De Pío XI a Benedicto XVI” (Rubettino, 160 pp., 12 euros), un volumen que se acaba de publicar. Lai, autorizado observador y analista de asuntos vaticanos, autor de muchos libros, se ha ocupado a menudo de la gestión económica y financiera del patrimonio de la Santa Sede. Tuvo la ocasión de encontrar y entrevistar a los protagonistas del pasato y del presente.

En el último capítulo del libro, dedicado al pontificado de Benedicto XVI y a la operación de transparencia que ha comenzado en los últimos años, Benny Lai describe los sucesos y el debate interior que ha llevado a la Santa Sede a someterse al examen de Moneyval, cuyo informe final (una promoción con reservas, acompañada por el reconocimiento de los pasos significativos que ha llevado a cabo en poco tiempo) fue publicado el pasado 18 de julio.

En el libro se recuerda que el impulso para la adopción de las normas anti-lavado de dinero según los parámetros internacionales en febrero de 2009 por el Consejo de la Unión Europea, que decidió revisar los acuerdos monetarios con el Principado de Mónaco, la República de San Marino y del Estado de la Ciudad del Vaticano relacionados con el lavado de dinero de actividades criminales y el financiamiento del terrorismo.

En un primer momento, escribe Lai en el libro, «en Bruselas habían ventilado la hipótesis de que la nueva convención monetaria habría podido llevarse a cabo a inicios de 2011. Pero este retraso habría causado al Gobernatorado del Vaticano ingentes pérdidas financieras, en cuanto habría suspendido por un año la monetarización en euros,y consecuentemente, lo habría privado de las ventas de las acuñaciones de colección».

En este contexto, revela el vaticanista (cuya acreditación como periodista en la Sala de Prensa Vaticana fue firmada el entonces Sustituto de la Secretaría de Estado, Giovanni Battista Montini), monseñor Viganò habría propuesto sacar la «lira vaticana del euro».

El secretario del Gobernatorado no estaba de acuerdo con la entrada de Europa en el Vaticano. «Una posición aislada –escribe Benny Lai–, tal vez poco consciente de sus consecuencias, considerando que el tema, retomado en una segunda ocasión por monseñor Viganò, que fue criticada por su entonces superior, el cardenal Giovanni Lajolo».

La decisión final, como se sabe, fue la del motu proprio del 30 de diciembre de 2010, con el que Benedicto XVI confirmaría que todos los dicasterios de la Santa Sede, incluyendo al IOR, habrían actuado según los criterios reconocidos internacionalmente.