Hace 109 años que la Iglesia celebra una Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, con textos escritos con los Papas al respecto. Este jueves se ha difundido el mensaje de Francisco para la Jornada de 2023, que recupera un tema que ya planteó Benedicto XVI en la jornada de 2012, y que también ha detallado recientemente el Dicasterio de Desarrollo Humano (aquí en PDF en español): el derecho a no tener que emigrar.
Así, Benedicto XVI, en 2012, explicaba: "antes incluso que el derecho a emigrar, hay que reafirmar el derecho a no emigrar, es decir, a tener las condiciones para permanecer en la propia tierra".
El mismo Francisco recuerda ahora que en el año 2003, en la 90º Jornada del Migrante, también San Juan Pablo II afirmaba que "crear condiciones concretas de paz, por lo que atañe a los emigrantes y refugiados, significa comprometerse seriamente a defender ante todo el derecho a no emigrar, es decir, a vivir en paz y dignidad en la propia patria".
En diciembre de 2022, el Dicasterio de Desarrollo Humano publicaba su documento titulado El “derecho” a no tener que emigrar.
"Aunque la violencia, los conflictos y el cambio climático contribuyen en mayor medida a la emigración involuntaria, el desarrollo económico también representa otro factor importante. Algunas regiones del mundo son más privilegiadas que otras y, dentro de cada sociedad, el acceso al bien común - al trabajo, a la salud, a la educación, al bienestar - no siempre está garantizado. En ausencia de oportunidades de realización personal y familiar, a veces la emigración se presenta realmente como la única opción posible", afirmaba el texto.
El dicasterio pedía a las iglesias locales que "se comprometan a colaborar con sus gobiernos para garantizar a todos sus conciudadanos las condiciones necesarias para acceder al desarrollo humano integral en sus países de origen, sin verse obligados a emigrar".
Ahora, en su mensaje para la 109ª Jornada del Migrante, el Papa Francisco pide "que se asegure a todos el derecho a no tener que emigrar, es decir, la posibilidad de vivir en paz y con dignidad en la propia tierra. Se trata de un derecho aún no codificado, pero de fundamental importancia".
Cinco versículos sobre migraciones
Francisco examina 5 versículos bíblicos que le hacen reflexionar sobre las migraciones, algunos del Evangelio, otros incluso de Levítico, ligados al concepto judío de Jubileo:
1. «El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”» (Mt 2,13).
"Conflictos, desastres naturales, o más sencillamente la imposibilidad de vivir una vida digna y próspera en la propia tierra de origen obligan a millones de personas a partir", constata el Papa Francisco.
2. «Ellos se llevaron también su ganado y las posesiones que habían adquirido en Canaán. Así llegaron a Egipto, Jacob y toda su familia» (Gn 46,6).
En este caso la causa es una hambruna, pero hay migraciones forzadas, denuncia el Papa. "Debemos preguntarnos qué podemos hacer, pero también qué debemos dejar de hacer. Debemos esforzarnos por detener la carrera de armamentos, el colonialismo económico, la usurpación de los recursos ajenos, la devastación de nuestra casa común".
3. «Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno» (Hch 2,44-45).
"La tarea principal corresponde a los países de origen y a sus gobernantes, llamados a ejercitar la buena política, transparente, honesta, con amplitud de miras y al servicio de todos, especialmente de los más vulnerables. Sin embargo, aquellos han de estar en condiciones de realizar tal cosa sin ser despojados de los propios recursos naturales y humanos, y sin injerencias externas dirigidas a favorecer los intereses de unos pocos. Y allí donde las circunstancias permitan elegir si migrar o quedarse, también habrá de garantizarse que esa decisión sea informada y ponderada, para evitar que tantos hombres, mujeres y niños sean víctimas de ilusiones peligrosas o de traficantes sin escrúpulos", advierte el Pontífice.
4. «En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad» (Lv 25,13).
Los jubileos del antiguo Israel incluían la cancelación de deudas y el retorno de tierras incautadas. "Mientras nos acercamos al Jubileo del 2025, es bueno recordar este aspecto de las celebraciones jubilares. Es necesario un esfuerzo conjunto de cada uno de los países y de la comunidad internacional para que se asegure a todos el derecho a no tener que emigrar, es decir, la posibilidad de vivir en paz y con dignidad en la propia tierra. Se trata de un derecho aún no codificado, pero de fundamental importancia, cuya garantía se comprende como corresponsabilidad de todos los estados respecto a un bien común que va más allá de los límites nacionales".
Añade el Papa: "Hasta que este derecho no esté garantizado —y se trata de un largo camino— todavía serán muchos los que deban partir para buscar una vida mejor".
5. «Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver» (Mt 25,35-36).
El Papa pide "reconocer en el migrante no sólo un hermano o una hermana en dificultad, sino a Cristo mismo que llama a nuestra puerta. Por eso, mientras trabajamos para que toda migración pueda ser fruto de una decisión libre, estamos llamados a tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante; y esto significa acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular".
El documento, fechado a 11 de mayo, incluye una oración:
Oh Dios, Padre todopoderoso,
concédenos la gracia de comprometernos activamente
en favor de la justicia, la solidaridad y la paz,
para que a todos tus hijos se les asegure
la libertad de elegir si migrar o quedarse.
Concédenos la valentía de denunciar
todos los horrores de nuestro mundo,
de luchar contra toda injusticia
que desfigura la belleza de tus criaturas
y la armonía de nuestra casa común.
Sostennos con la fuerza de tu Espíritu,
para que podamos manifestar tu ternura
a cada migrante que pones en nuestro camino
y difundir en los corazones y en cada ambiente
la cultura del encuentro y del cuidado.
El texto completo se puede leer aquí.
Lo que dice el Compendio de Doctrina Social
El Compendio de Doctrina Social de la Iglesia también alude al tema de evitar la emigración sin necesidad, en su párrafo 298.
"Las instituciones de los países que reciben inmigrantes deben vigilar cuidadosamente para que no se difunda la tentación de explotar a los trabajadores extranjeros, privándoles de los derechos garantizados a los trabajadores nacionales, que deben ser asegurados a todos sin discriminaciones. La regulación de los flujos migratorios según criterios de equidad y de equilibrio es una de las condiciones indispensables para conseguir que la inserción se realice con las garantías que exige la dignidad de la persona humana. Los inmigrantes deben ser recibidos en cuanto personas y ayudados, junto con sus familias, a integrarse en la vida social. En este sentido, se ha de respetar y promover el derecho a la reunión de sus familias. Al mismo tiempo, en la medida de lo posible, han de favorecerse todas aquellas condiciones que permiten mayores posibilidades de trabajo en sus lugares de origen".
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