L´Osservatore Romano entrevista este martes a Greg Burke, recién designado asesor de comunicación de la Santa Sede, adonde llega en un momento muy difícil por la crisis de los llamados Vatileaks y la detención del mayordomo del Papa, Paolo Gabriele.

Burke, un experimentado reportero, es consciente del momento y de lo que puede aportar en él: "Sé cómo piensan los periodistas, sé cuál podrá ser la reacción ante un determinado hecho porque conozco bien cómo funciona el mecanismo de la información". Pero, al mismo tiempo, como subraya el diario oficioso vaticano, no tiene ínfulas de salvador: son suficientes "pequeños pasos en la dirección correcta", señala Greg al describir su nuevo cometido.

El hombre que, junto al portavoz Federico Lombardi, deberá marcar a partir de ahora las línea directrices en la imagen pública de la Santa Sede, ha pasado por casi todas las áreas del periodismo. Nació el 8 de noviembre de 1959 en St Louis (Missouri), en una familia católica que habitaba un barrio de orígenes irlandeses y alemanes. Estudio el bachillerato con los jesuitas y se licenció en literatura comparada en la Universidad de Columbia. Fue en esos años cuando conoció el Opus Dei y se integró en él como numerario.

Hizo sus primeras armas en el periodismo como responsable de sucesos de un pequeño diario neoyorquino, y luego el turno de noche ("aquello no era vida", confiesa) en la agencia United Press International, en Chicago. Luego estuvo en Reuters, en el semanario Metropolitan, y finalmente llegó a Roma como corresponsal del National Catholic Register.

Y ya se quedó en la Ciudad Eterna, donde fue corresponsal del Time (el año en el que esta publicación nombró Hombre del Año a Juan Pablo II) y luego de los influyentes informativos de la Fox News. Explica que su condición de católico le supuso algún "choque cultural" con la línea editorial del Time cuando la conferencia sobre población de El Cairo en 1994, pero sin embargo en la Fox, con los casos de pederastia en la archidiócesis de Boston, no hubo problema: "Hice mi trabajo permaneciendo siempre in the middle of the road", dice en inglés, en el sentido de que actuó con sentido común entre aguas turbulentas.

La propuesta de su nuevo destino empezó a llegarle a finales de mayo, y se concretó el 4 de junio. El 5 de junio Greg dio un rotundo "no" como respuesta, pero cinco días después, tras intensa reflexión, decidió dar el paso. Por dos razones "al cincuenta por ciento", admite: una, el desafío profesional que supone; dos, su responsabilidad como católico. Dice que dos veces, en 1994 con el Time y en 2001 con la Fox News, se ha sentido como the right man in the right place (el hombre adecuado en el momento preciso), y que siente que ésta es la tercera.

"¡Y pensar que en 2009 me ofrecí como profesor de inglés a mi amigo Carlo Ancelloti, entrenador del Chelsea...!", revela. Y lo dice alguien que, a pesar de ser norteamericano, un país donde el fútbol es un deporte muy secundario, es un auténtico tifoso de la Roma.