El papa convocó ayer a varios cardenales para hablar del vatuleaks.
"Debido a su experiencia al servicio de la Iglesia, no sólo en ámbito romano sino también internacional, podrán ser útiles para intercambiar consideraciones y sugerencias que pueden contribuir a restablecer el deseado clima de serenidad y confianza en el servicio de la Curia romana", explicó Lombardi.
Benedicto XVI -agregó el portavoz- continuará en los próximos días con sus reuniones y reflexiones con los miembros de la Curia y aprovechará la llegada a Roma de varios representantes de la Iglesia católica por la próxima fiesta de San Pedro y Pablo, el 29 de junio.
Lombardi quiso recordar que el pasado sábado, el papa expresó su deseo de ser informado de manera más amplia del desarrollo de las investigaciones durante una reunión con el cardenal español Julián Herranz, que preside la comisión cardenalicia creada para investigar la filtración de documentos confidenciales del Vaticano.
Esta mañana, el papa se reunió en la sala Bolonia del palacio Pontificio con todos los jefes de los dicasterios y con el Secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone.
Una reunión, explicó Lombardi, "dedicada como siempre a la buena coordinación del trabajo de la Curia".
Ayer por la tarde, en sus apartamentos, recibió a los cardenales George Pell, arzobispo de Sydney; Marc Ouellet, prefecto de la congregación para los obispos; Jean-Louis Tauran, presidente del pontificio consejo para el dialogo interreligioso; Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, y Jozef Tomko, prefecto emérito de la congregación para la evangelización de los pueblos y quien forma parte de la comisión que investiga el caso.
Hasta ahora se encuentra arrestado desde el pasado 24 de mayo el mayordomo del papa, Paolo Gabriele, acusado de haber robado documentos reservados de Benedicto XVI y filtrarlos a la prensa.
Gabriele, que de momento sigue preso en una sala de máxima seguridad del Vaticano y ya ha sido interrogado en dos ocasiones por el juez Piero Bonet, está, según sus abogados, dispuesto a colaborar con la justicia vaticana para que se sepa la verdad.
El escándalo de las filtraciones de documentos reservados se desató a principios de año, cuando una televisión italiana sacó a la luz unas cartas enviadas a Benedicto XVI por el nuncio en EEUU y ex secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano (Gobierno que gestiona este Estado), arzobispo Carlo María Viganó.
En ellas denunciaba la "corrupción, prevaricación y mala gestión" en la administración vaticana.
El 19 de mayo se publicó el libro "Sua Santità", de Gian Luigi Nuzzi, con un centenar de nuevos documentos filtrados desde el Vaticano que desvelan tramas e intrigas en el pequeño Estado.
Cinco días más tarde fue detenido el mayordomo, en cuya vivienda, dentro del Vaticano, la Gendarmería vaticana encontró numerosos documentos reservados.
Las sospechas se centraron en Gabriele, según fuentes vaticanas, al comprobar que el libro de Nuzzi incluía un documento enviado al papa y que todavía no había sido archivado, lo que daba a entender que fue sacado por personas muy cercanas al pontífice.