El Papa recibió este sábado en la Plaza de San Pedro a una nutrida representación de la Renovación en el Espíritu Santo, movimiento carismático que nació en Italia en 1972 y que celebra ahora por tanto su cuadragésimo aniversario.

"En estos decenios", dijo Benedicto XVI, "os habéis esforzado por ofrecer vuestra aportación específica al Reino de Dios y a la edificación de la comunidad cristiana, alimentando la comunión con el sucesor de Peddro, con los pastores y con toda la Iglesia. De diversas formas habéis afirmado la primacía de Dios, a quien se dirige siempre y por encima de todo nuestra adoración. Y habéis intentado proponer esta experiencia a las nuevas generaciones, mostrando la alegría de la vida nueva en el Espíritu, mediante una amplia obra de formación y múltiples actividades ligadas a la nueva evangelización y a la missio ad gentes".

"Vuestra obra apostólica", añadió el Papa a los miles de asistentes, "ha contribuido así al crecimiento de la vida espiritual en el tejido eclesial y social italiano, mediante caminos de conversión que han conducido a muchas personas a ser sanadas en profundidad por el amor de Dios, y a muchas personas a superar momentos de crisis".

Tras lamentar que nuestra sociedad viva una situación "en cierto modo precaria, caracterizada por la fragmentariedad de las opciones", y donde "faltan a menudo puntos válidos de referencia en los que inspirar la propia existencia", propuso como remedio "construir el edificio de la vida y las relaciones sociales sobre la roca estable de la Palabra de Dios, dejándose guiar por el magisterio de la Iglesia".

Por eso concluyó con una exhortación muy particular dirigida a los presentes: "¡No os canséis de dirigiros al cielo! El mundo tiene necesidad de la oración. Hacen falta hombres y mujeres que sientan la atracción del cielo en su vida, que hagan de la alabanza al Señor un estilo de vida nueva".