El papa Benedicto XVI dijo hoy que demasiadas ocupaciones y una vida frenética "endurecen el corazón de los hombres y hacen sufrir al espíritu" y que la vida no puede valorarse con los únicos criterios de la productividad y la eficiencia.
Ante unas 40.000 personas que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano a la audiencia pública de este miércoles, que es fiesta en Italia, el pontífice destacó la importancia de la plegaria en la vida del hombre y señaló que sin la misma nuestra vida se vacía y quedamos insatisfechos.
"Las demasiadas ocupaciones, una vida frenética, acaban muchas veces por endurecer el corazón y hacer sufrir al espíritu, decía san Bernardo. Son palabras muy importantes para el hombre de hoy, acostumbrado a evaluar todo con el criterio de la productividad y la eficiencia", afirmó el Obispo de Roma.
Benedicto XVI añadió que el libro de Los Hechos de los Apóstoles recuerda la importancia del trabajo en la vida diaria, pero precisa que se debe desarrollar con responsabilidad y dedicación y sin olvidad la necesidad que tenemos de Dios.
"Sin la plegaria diaria vivida con fidelidad, nuestro menester se vacía, pierde el alma profunda, se reduce a una simple actividad que a larga nos deja insatisfechos", destacó el papa, que resaltó la antigua tradición cristiana de rezar antes de cada actividad.
El papa Ratzinger manifestó que los cristianos creen en la fuerza de la palabra de Dios y de la plegaria y subrayó que la oración recuerda a los fieles "que sólo de la relación íntima con Dios, cultivada día a día, nace la respuesta a Dios".
Benedicto XVI destacó el primado de la plegaria y de la Palabra de Dios para los hombres y aseguró que "si los pulmones del rezo y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, se corre el riesgo de que nos ahoguemos en medio de las miles de cosas de cada día".
"El rezo es la respiración del alma y de la vida", afirmó el papa, que invitó a los fieles a mantenerse siempre unidos a Dios con las plegarias.
Durante la audiencia, Benedicto XVI saludó a una asociación de familiares de víctimas de accidentes de tráfico, a los que expresó su solidaridad y dijo que rezaba por todas esas víctimas.
El anciano pontífice insistió en la necesidad de conducir "siempre con prudencia y sentido de responsabilidad".
También expresó en el saludo a un grupo italiano su preocupación por el paro juvenil.
A la audiencia asistieron fieles venidos de España, México, Guatemala, Venezuela y otros países latinoamericanos, a los que invitó, hablando en español, a participar "en la apasionante tarea de edificar la Iglesia de Cristo en todas sus facetas, no solamente con buena voluntad, sino santificando con la oración cada uno de los pasos de nuestro hacer".