El Papa Benedicto XVI ha recibido hoy lunes en audiencia a 5.000 jóvenes de la archidiócesis de Madrid que estaban acompañados por su arzobispo, el cardenal Antonio María Rouco Varela y que han peregrinado a Roma para agradecer al pontífice su viaje a España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) celebrada el pasado mes de agosto.

El servicio informativo de la Sala de Prensa de la Santa Sede ha ofrecido algunos fragmentos del discurso de Benedicto XVI:

"Siempre que traigo a mi memoria la XXVI Jornada Mundial de la Juventud vivida en Madrid, mi corazón se llena de gratitud a Dios por la experiencia de gracia de aquellos días inolvidables. Aquel espléndido encuentro sólo puede entenderse a la luz de la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia. Él no deja de infundir aliento en los corazones, y continuamente nos saca a la plaza pública de la historia, como en Pentecostés, para dar testimonio de las maravillas de Dios. Vosotros estáis llamados a cooperar en esta apasionante tarea. Cristo os necesita a su lado para extender y edificar su Reino de caridad".

"En esta aventura nadie sobra. Por ello, no dejéis de preguntaros a qué os llama el Señor y cómo le podéis ayudar. Todos tenéis una vocación personal que Él ha querido proponeros para vuestra dicha y santidad. Cuando uno se ve conquistado por el fuego de su mirada, ningún sacrificio parece ya grande para seguirlo y darle lo mejor de uno mismo. Así hicieron siempre los santos extendiendo la luz del Señor y transformando el mundo hasta convertirlo en un hogar acogedor para todos".

"Como aquellos apóstoles de la primera hora, sed también vosotros misioneros de Cristo entre vuestros familiares, amigos y conocidos, en vuestros ambientes de estudio o trabajo, entre los pobres y enfermos. Hablad de su amor y bondad con sencillez, sin complejos ni temores. El mismo Cristo os dará fortaleza para ello. Por vuestra parte, escuchadlo y tened un trato frecuente y sincero con Él. Contadle con confianza vuestros anhelos y aspiraciones, también vuestras penas y las de las personas que veáis carentes de consuelo y esperanza?".

"Ayer iniciamos la Semana Santa, en la que seguimos los pasos de Cristo. Contemplamos su dolorosa pasión y su humillación hasta la muerte. Os animo a cargar también vosotros con vuestra cruz, y la cruz del dolor y de los pecados del mundo, para que entendáis mejor el amor de Cristo por la humanidad. Así os sentiréis llamados a proclamar que Dios ama al hombre y le envió a su Hijo, no para condenarlo, sino para que alcance una vida plena y con sentido".