El pasado 6 de enero Benedicto XVI anunció la creación de 22 nuevos cardenales en lo que será, el próximo 18 de febrero, el cuarto consistorio de su pontificado. Entre ellos, un prestigioso teólogo jesuita alemán, amigo suyo, de 83 años: Karl Josef Becker, consultor desde 1977 de la Congregación para la Doctrina de la Fe, profesor emérito de la Universidad Gregoriana, secretario de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei y miembro de la comisión que ha mantenido conversaciones teológicas en los últimos años con la Fraternidad Sacerdotal San Pío X con vistas a la resolución de la situación canónica que afecta a la congregación fundada en 1970 por el arzobispo Marcel Lefebvre.

Sin embargo, la semana pasada el portavoz de la Santa Sede, el también jesuita Federico Lombardi, anunció que "por razones de salud", el padre Becker no asistiría al consistorio, y le sería impuesto el capelo cardenalicio en una ceremonia privada en fecha indeterminada.

La noticia sorprendió, pues no es necesaria la presencia física de una persona para su designación como purpurado.

Además, el diario católico The Tablet informó el viernes de que, según fuentes de la Compañía de Jesús, el padre Becker está en "perfecta buena salud" y se siente "muy molesto" por la circunstancia de verse excluido del consistorio, porque ya había encargado su vestimenta, enviado invitaciones a amigos y parientes e incluso acordado alguna recepción en Roma.

El Vaticano, que anunció para todos los demás futuros cardenales un lugar para el besamanos, no ha incluido en sus protocolos un espacio para él.

Por último, la agencia católica de noticias Katholische Nachrichten anuncia que el padre Becker tiene de todas formas intención de acudir al acto, y que este hecho es conocido en el Vaticano.