No hay día que de los palacios sacros, que en este punto se han convertido en un colador, no salga alguna nota reservada.
La que apareció el viernes en la primera página del diario italiano Il Fatto Quotidiano es un documento enviado el pasado 30 de diciembre al Papa. Se trata de una nota "confidencial" que al cardenal Darío Castrillón Hoyos, antiguo prefecto de la Congregación para el Clero, le habría entregado un amigo y que está relacionada con la posibilidad de un "complot delictivo" para el eliminar al Papa.
La presunta "fuente" citada en el texto es el cardenal Paolo Romeo, arzobispo de Palermo, ex nuncio en Italia, el cual, durante un viaje a Pekín en noviembre de 2011, habría hablado con algunos interlocutores chinos sobre la posibilidad de que Benedicto XVI muera en el plazo de un año y de la posibilidad de que su sucesor sea el cardenal italiano Angelo Scola, que fue patriarca de Venecia y desde hace pocos meses es el nuevo arzobispo de Milán.
Hay que decir que la nota publicada por el diario es auténtica. Efectivamente fue recibida por la Secretaria de Estado, donde tras una primera lectura y algunas risas, no se le dio la más importancia, aunque fue trasmitida al Pontífice.
Leyendo el texto del documento, se puede entender también que el cardenal Romeo no ha hablado de ningún modo de un complot para eliminar al Papa. Se ha limitado a decir que el Papa podría morir en el plazo de doce meses. Habrían sido sus interlocutores chinos los que habrían deducido de sus palabras el complot.
Pero lo que hace verdaderamente risible el contenido de la nota, son otras afirmaciones. El arzobispo de Palermo habría afirmado ser "el interlocutor designado por el Papa para ocuparse en el futuro de las cuestiones entre China y el Vaticano". Además, el purpurado siciliano habría "sorprendido" a sus interlocutores chinos "informándoles de que él -Romeo- formaba junto al Santo padre -el Papa Benedicto XVI- y el cardenal Scola una troica. Y que por lo tanto, el Santo Padre, para las cuestiones importantes, consulta con él -Romeo- y con Scola".
En otro fragmento del documento, tras haber referido la presunta noticia sobre la "relación conflictiva" del Papa con su Secretario de Estado Tarcisio Bertone, se lee: "En secreto, el Santo Padre se estaría ocupando de su sucesión y habría elegido ya al cardenal Scola como candidato idóneo, porque es el más cercano a su personalidad. Lenta pero inexorablemente, de este modo lo estaría preparando y formando para recubrir el cargo de Papa".
A la luz de esta presunta y objetivamente incoherente "información" (Romeo confidente del Papa en todas las cuestiones importantes, Ratzinger que trabaja para preparar su sucesión), puede tomarse como lo que realmente es incluso la parte que habla del presunto complot, en la que se puede leer: "Seguro de sí, como si lo supiera con precisión, el cardenal Romeo ha anunciado que al Santo Padre le quedarían sólo otros doce meses de vida. Durante sus conversaciones en China ha profetizado la muerte del Papa Benedicto XVI... Las declaraciones del cardenal han sido realizas como persona probablemente informada de un serio complot delictivo, con una seguridad y una firmeza tal que sus interlocutores en China han pensado con preocupación, que se está preparando un atentado contra el Santo Padre".
Nos podríamos preguntar por qué, si verdaderamente el arzobispo de Palermo está enterado del "complot delictivo" y es tan libre de contarlo a diestra y siniestra, incluso a sus interlocutores chinos, no se lo ha referido en primer lugar Benedicto XVI vista su asidua relación como miembro de la exclusiva troica, en vez de hacerle llegar la noticia por medio de los interlocutores de Pekín mismos, que luego habrían confiado el asunto del complot a algún otro y así hasta hacer llegar la noticia a un amigo alemán del cardenal Castrillón Hoyos.
La única verdadera noticia reside en el hecho de que una nota –auténtica, aunque evidentemente incoherente- enviada por un cardenal al Papa y que ha pasado por la Secretaría de Estado hace poco más de un mes, esté a disposición de los medios de comunicación.
Una señal de que la publicación de las cartas de monseñor Viganò al Papa y al cardenal Bertone, como también de los apuntes y la nota sobre el IOR, además de otros documentos de los cuales se ha venido discutiendo estos días, forma parte de una estrategia y se insertan en una evidente lucha interna en el Vaticano, cuyo resultado es incierto aunque seguramente devastador. Una lucha que tiene como telón de fondo no sólo la sucesión del cardenal Bertone, sino también el cónclave.