"¡El que cree nunca está solo!, porque, Dios en su Hijo, nunca nos abandona a nuestras angustias y sufrimientos, sino que está cerca de nosotros, nos ayuda a sobrellevarlos y anhela curar nuestro corazón en lo profundo". Así lo ha dicho el Papa Benedicto XVI en su mensaje con ocasión de la XX Jornada Mundial del Enfermo, con el lema "¡Levántate y anda, tu fe te ha salvado!", que por tradición se celebra el 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes, y cuyo contenido ha sido publicado este martes por la oficina de prensa del de la Santa Sede.


En el mensaje, Benedicto XVI exhorta a la comunidad eclesiástica y a las comunidades parroquiales a asegurar "la posibilidad de la Comunión sacramental a aquellos que, por motivos de salud o de edad, no pueden acercarse al lugar del culto".

"Es importante que los sacerdotes que llevan a cabo su delicado trabajo en los hospitales, en los centros de tratamiento médico, y están cercanos a las habitaciones de los enfermos se sientan verdaderos ´ministros de los enfermos´, es decir, ´signo e instrumento de la compasión de Cristo, que debe alcanzar a cada hombre marcado por el sufrimiento´".


El Santo Padre resalta asimismo el "valor medicinal" del sacramento de la Reconciliación que también debe ser facilitado a los enfermos.

"A través del mismo momento del sufrimiento, en el cual podría surgir la tentación de abandonarse al descorazonamiento y a la desesperación, puede transformarse en tiempo de gracia para reencontrase a sí mismo y repasar su propia vida, reconociendo los errores y los fracasos".


Además de abordar los sacramentos de la Eucaristía y de la penitencia, el Papa se refiere al sacramento de la Unción de los Enfermos sobre el que aseguró no debe considerarse "un sacramento menor" respecto a los otros y que merece "mayor atención", tanto "en la reflexión teológica como en la acción pastoral con los enfermos".

Resalta que en los Evangelios se ve que Jesús tuvo una especial atención hacia los enfermos y que instituyó un sacramento específico para ellos, el de la Unción de los Enfermos y que para recibir dicho sacramento no debe esperarse "a cuando el enfermo esté al final de la vida".

Finalmente, el Pontífice desea "animar a los enfermos y a los que sufren a encontrar siempre una seguridad en la fe, alimentada por la palabra de Dios, por la oración personal y por los sacramentos", mientras invita "a los pastores a estar siempre más disponibles a sus celebraciones para los enfermos".

Y agradece en su nombre y en el de la Iglesia a los que trabajan en el mundo de la salud, como también a las familias, "porque en su competencia profesional y en el silencio, muchas veces sin nombrar el nombre de Cristo, lo manifiestan concretamente".