Este sábado a la 11.30 hora romana se celebró en la basílica de San Pedro del Vaticano la misa funeral de cuerpo presente del cardenal George Pell, fallecido de manera repentina a los 81 años en la capital italiana tras haberse sometido a una operación de cadera.
La liturgia fue presidida por el decano del colegio de cardenales, monseñor Re, en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro. El Papa Francisco estuvo presente para impartir al purpurado difunto el rito de la “Ultima Commendatio y Valedictio”, que se realizó al final.
El cardenal Re confesó en la homilía que la “prematura” muerte del purpurado australiano, arzobispo emérito de Sidney y prefecto emérito de Economía de la Santa Sede, ha dejado a todos “consternados”, por lo que sólo cabe “la esperanza” en el corazón.
Tal y como recoge Aciprensa, Re aseguró que el cardenal Pell “en muchas situaciones fue un protagonista de carácter fuerte y decidido, caracterizado por un temperamento fuerte, que a veces podía parecer duro”. Recordó también que los últimos años de su vida “estuvieron marcados por una condena injusta y dolorosa”.
Según recalcó el decano del colegio cardenalicio, el encarcelamiento injusto de Pell “fue una experiencia de gran sufrimiento, soportada con confianza en el juicio de Dios, dando ejemplo de cómo aceptar incluso castigos injustos con dignidad y paz interior. La fe y la oración fueron un gran consuelo y apoyo para él”, aseguró el Cardenal Battista Re.
Entre los numerosos cardenales y obispos presentes en el funeral se encontraba también monseñor George Gänswein, secretario del recientemente fallecido Benedicto XVI.
El cardenal Pell no será enterrado en Roma sino que sus restos serán trasladados a Australia donde reposarán en la catedral de Santa María, en Sidney, ciudad de la que fue arzobispo entre 2001 y 2014.