Durante la audiencia general, Benedicto XVI explicó el salmo 22 que aparece en los relatos de la Pasión de Jesús y cómo "la fe puede transformar el dolor en fuente de esperanza".
"Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy afrontaremos un salmo con fuertes implicaciones cristológicas, que continuamente aparece en los relatos de la pasión de Jesús. En él se presenta la figura de un inocente perseguido y circundado de adversarios que le desean la muerte. El Señor calla. Este silencio mina el ánimo del orante.
El salmista no puede creer que la relación con Dios se haya interrumpido totalmente. Entonces, le pregunta el motivo de un abandono tan incomprensible, al tiempo que afirma que "su" Dios no puede desampararlo. Las palabras iniciales de este salmo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, son puestas en los labios de Jesús como grito durante su agonía en la cruz. Pero este grito, es una oración.
Con ella, Jesús mantiene la carga de un indecible sufrimiento, a la vez que se abre a la certeza de la gloria. La victoria de la fe puede transformar la muerte en don de la vida, el abismo de dolor en fuente de esperanza. Al final, el salmo muestra que la vida ha triunfado. El Dios de la salvación se ha manifestado como Señor, y todos los confines de la tierra lo celebrarán.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los oficiales de la Policía Nacional, de Colombia, al grupo de la Academia de Carabineros, de Chile, a los alumnos y profesores del Bachillerato Humanista Moderno de Salta, Argentina, así como a los demás fieles venidos de España, México, Venezuela y otros países latinoamericanos.
Dejémonos invadir por la luz del misterio pascual y, como los discípulos de Emaús, aprendamos a discernir la realidad más allá de las apariencias, reconociendo en la cruz la manifestación plena de la vida. Muchas gracias".