La Santa Sede anunció este lunes que el Papa visitará Irak del 5 al 8 de marzo de 2021, un viaje en el que se recorrerá Bagdad, la llanura de Ur ("ligada a la memoria de Abraham", recuerda la Oficina de Prensa), Erbil, Mosul y Qaraqosh, en la llanura de Nínive. El programa se detallará más adelante en función de "la evolución de la emergencia sanitaria mundial".
La invitación, tanto del gobierno iraquí como de la Iglesia local, había sido trasladada a Francisco por el presidente de la república, Barham Salih, en un mensaje escrito en junio de 2019 y verbalmente durante una recepción en el Vaticano, en enero de este año. La fecha prevista habría sido 2020 de no haber mediado la difusión mundial del coronavirus.
De hecho, será la primera salida de Francisco fuera de Italia desde noviembre de 2019, cuando visitó Tailandia y Japón. Desde 2014, el Papa venía haciendo entre cuatro y seis visitas apóstólicas fuera de la península transalpina, con un máximo de siete precisamente el año pasado.
Dentro de Italia, este año Francisco solamente se desplazó hasta Bari el 23 de febrero.
Antes de la invasión de Irak en 2003 y la caída de Sadam Hussein, en Irak, un país con más de 30 millones de habitantes, había entre 1 y 1,5 millones de cristianos. Tras la guerra de aquel año y la ocupación de la llanura de Nínive por Estado Islámico entre 2014 y 2017, los cristianos han quedado reducidos a unos 300.000 o 400.000.
Tanto el presidente Salih como el primer ministro Mustafá Al-Kazemi han hecho llamamientos para su regreso, pero la persistencia de la violencia, la inestabilidad política y la mala situación económica siguen disuadiendo a miles de católicos iraquíes de regresar a sus hogares, muchos de ellos destrozados por los islamistas.
Ya San Juan Pablo II había programado visitar Irak del 1 al 3 de diciembre de 1999, pero en aquel momento Sadam Hussein decidió posponer el viaje, que no pudo llevarse a cabo.
La finalidad de la visita de Francisco, además de animar al regreso de los católicos exiliados a su país y confrontar a los que han sido víctimas de la persecución y el martirio a manos yihadistas, es "fomentar la estabilidad y el proceso de reconstrucción, alentando el camino del diálogo y la búsqueda de soluciones adecuadas a favor de los ciudadanos y en el respeto a la soberanía nacional", que fueron los deseos expresados el pasado mes de enero durante la reunión con Salih.