Este domingo comenzó el tradicional Meeting de Rímini que cada año organiza Comunión y Liberación en esta ciudad italiana y que reúne a decenas de miles de personas. De cara a esta nueva edición el Papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes a través del cardenal Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede.
En él anima a los cristianos a soñar con un mundo que “cambie para bien”. El cardenal Parolin recuerda a todos el lema del encuentro: “Las fuerzas que mueven la historia son las mismas que hacen al hombre feliz”.
Las consecuencias del mayo del 68
Estas son unas palabras que pronuncio Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, en referencia a los cambios sociales que provocó mayo del 68 y que llevaron a una ruptura generacional.
Tal y como recoge Aciprensa, el cardenal explica que como consecuencia de aquella ruptura “numerosos creyentes cedieron ante la fascinación que producía esa perspectiva, y convirtieron la fe en un moralismo”.
Sin embargo, se ha preguntado: “¿qué queda de ese deseo de cambiarlo todo?”. “Volvemos a construir muros en vez de puentes. Tendemos a cerrarnos, en vez de abrirnos a los que son diferentes. Hay una creciente indiferencia en vez de un deseo de emprender iniciativas que favorezcan el cambio”.
Como resultado de ello, “la sensación de miedo prevalece sobre la confianza en el futuro”. Ante esa situación, el cristiano debe luchar contra la tentación de creer que su inteligencia y capacidades pueden gobernar el mundo.
Un mundo mejor
“El cristiano no puede renunciar a soñar que el mundo cambie para bien, porque en la raíz de esta certeza está la convicción profunda de que Cristo es el inicio del mundo”, aseguró.
Por lo tanto, frente a la fascinación por los procesos revolucionarios, el Cardenal recordó que “ningún esfuerzo, ninguna revolución, puede satisfacer el corazón del hombre. Sólo Dios, que nos hizo con un deseo infinito, lo puede llenar con su presencia infinita”.
Además, en el mensaje, el Secretario de Estado de la Santa Sede afirmó que “el Santo Padre desea que el Encuentro de este año sea, para todos los que participen, en ocasión para profundizar o acoger la invitación del Señor Jesús: ‘Venid y veréis’”.
En esas palabras radica “la fuerza que, además de liberar al hombre de la esclavitud, de los ‘falsos infinitos’ que prometen felicidad sin asegurarla, lo hace protagonista de la escena del mundo, llamado a hacer de la historia el lugar de encuentro de los hijos de Dios con su Padre”.