El Papa recibirá a unos 1.400 gitanos el sábado que viene al mediodía, anuncio el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Migrantes y los Itinerantes. Desde hace décadas, congresos pastorales organizados por este dicasterio han atraído al Vaticano a miles de gitanos.
Gitanos de distintas etnias -roms, sintis, manuches- llegados de toda Europa peregrinarán a Roma en Pentecostés, para el 150º aniversario del nacimiento del primer gitano reconocido mártir de la fe, el beato Ceferino Giménez Malla, El Pelé, víctima de la persecución religiosa en España en 1936. Fue fusilado por defender a un sacerdote y por negarse a deshacerse de su rosario, tal y como le había aconsejado un amigo anarquista que le quería salvar.
El presidente del dicasterio, monseñor Antonio Maria Vegliò, recibirá a los participantes de la peregrinación el sábado 11 de junio y destacará el compromiso creciente de las personas itinerantes en el seno de la Iglesia, donde pueden, dijo, “encontrar un apoyo en su existencia, a menudo marcada por la marginación y la desconfianza”. Cuatro testimonios, entre ellos el de un superviviente de los campos de concentración nazis, ilustrarán a Benedicto XVI la vida de los itinerantes.
Pablo VI quiso encontrarse con una comunidad de gitanos el 26 de septiembre de 1965 en Pomezia, cerca de Roma. Juan Pablo II recibió a los participantes de distintos congresos en Roma y, en el gran Jubileo del año 2000, pidió perdón por los pecados cometidos por miembros de la Iglesia católica contra los gitanos.
Actualmente hay unos 36 millones de gitanos en el mundo, de los cuales 18 millones en India, su país de origen, y entre 12 y 15 millones en Europa, especialmente en el Este.
El beato Ceferino fue beatificado por Juan Pablo II en Roma el 4 de mayo de 1997. Al recibir a un grupo de gitanos franceses, declaró que “Ceferino fue un gitano admirable por su sabiduría y por la seriedad de su vida de hombre y de cristiano”, así como “un bello ejemplo de fidelidad en la fe para todos los cristianos, sobre todo para vosotros, los gitanos, que estáis cerca suyo por la nacionalidad y la cultura”.
Ceferino Giménez Malla, conocido como El Pelé, fue un laico mártir nacido en 1861 y fallecido en 1936.
Había estado casado primero según la costumbre gitana, pero en 1874 pidió y recibió el sacramento del matrimonio en la Iglesia. No tuvo hijos biológicos, aunque adoptó a una de las sobrinas de su esposa y la trató como a una hija. Montaba a caballo y se desplazaba de feria en feria. “Es difícil ser comerciante sin pecar”, constataba.
Sin embargo, su honestidad y sabiduría permitieron que fuera elegido, a pesar de ser analfabeto, uno de los diez concejales de la ciudad aragonesa de Barbastro. Artífice de paz, a menudo actuaba como mediador entre sus iguales: se le llamó “el alcalde de los gitanos”. El propio obispo, monseñor Florentin Asensio Barroso, no dudó en consultarle.
Se convirtió en terciario franciscano en 1926 y también formó parte de la conferencia de San Vicente de Paúl, dedicándose a los enfermos y a los más pobres. Al final de su vida, iba a misa cada día y participaba asiduamente en la adoración eucarística los jueves y, una vez al mes, por la noche. Enseñaba el catecismo a los niños y siempre llevaba su rosario.
Durante la persecución religiosa que precedió y acompañó la Guerra Civil española, fue arrestado por milicianos por haber defendido a un joven sacerdote. Encarcelado, rechazó deshacerse de su rosario, lo cual le habría valido la libertad. Fue fusilado el mismo día que su obispo y ambos fueron también beatificados el mismo día. Murió tras clamar ¡Viva Cristo Rey! Su cuerpo fue arrojado a una fosa común y nunca fue hallado.