No cesan de aparecer documentos que demuestran las innumerables vías de ayuda que utilizó la Santa Sede durante la Segunda Guerra Mundial para salvar la vida de los judíos perseguidos. En esa labor de rescate de la verdad histórica destaca la Fundación Pave the Way, fundada por el judío estadounidense Gary L. Krupp y su mujer Meredith para deshacer los obstáculos no teológicos a las relaciones interreligiosas.
Entre los últimos inéditos que han salido a la luz figuran los encontrados por el periodista Dimitri Cavalli, colaborador de la Fundación, y recogidos en el informe de Jesús Colina para la agencia Zenit.
Quizá el más destacado sea el número publicado el 19 de mayo de 1940 por la revista Jewish Chronicle, de la logia B´nai B´rith. Lleva en portada a Pío XII e incluye un artículo que revela cómo el Papa Eugenio Pacelli estaba contratando a profesores judíos que habían sido expulsados de las instituciones italianas por las leyes raciales de Benito Mussolini.
El Jewish Chronicle de Londres, del 9 de septiembre de 1942, informaba de que Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de la Alemania nazi, había impreso diez millones de panfletos en varios idiomas, que fueron distribuidos en Europa e Iberoamérica, condenando a Pío XII por su posición de pro-judía.
Un despacho de la Jewish Telegraph Agency de 15 de enero de 1943 informaba sobre la respuesta que ofreció el cardenal Pierre-Marie Gerlier, arzobispo de Lyon, a las autoridades nazis que ofrecieron dejar en paz a la Iglesia católica si se callaba ante el trato que sufrían los judíos: "¿Usted no sabe que el Santo Padre ha condenado las leyes antisemitas y todas las medidas antijudías?".
La revista judía Advocate del 5 de febrero de 1943 publicó este titular: "Cardenal húngaro ataca las teorías raciales", en referencia al duro discurso pronunciado por el cardenal Jusztinián Györg Serédi, O.S.B., arzobispo de Esztergom-Budapest.
En la misma página puede leerse un artículo breve en el que se explicaba cómo Mussolini estaba haciendo menos duras las leyes raciales con el objetivo de retomar relaciones con el Vaticano.
Un despacho de la misma agencia del 28 de junio de 1943 informaba las denuncias de Radio Vaticano sobre el trato que estaban recibiendo los judíos en Francia.
El silencio del Papa
Pero hay más. Estados Unidos y Gran Bretaña, explica Colina, presionaron a Pío XII para que guardara silencio ante la brutalidad nazi con el objetivo que evitar que su protesta tuviera otras consecuencias.
En archivos norteamericanos ha aparecido la correspondencia entre el representante británico ante la Santa Sede, Sir D´Arcy Osborne, y Myron Taylor, representante de Franklin D. Roosevelt ante el Vaticano.
En una misiva firmada por Franklin C. Gowen, asistente de Taylor, el 7 de noviembre de 1944 a las 12.45, se explica que D´Arcy Osborne "llamó y dijo que tenía miedo de que el Santo Padre lanzara un llamamiento por radio a favor de los judíos de Hungría y que en su llamamiento criticara lo que los rusos están haciendo en los territorios ocupados. Sir D´Arcy dijo que habría que hacer algo para imponerse al Papa y lograr que no lo hiciera, pues esto tendría repercusiones políticas muy graves".
Muchos documentos que recogían la ayuda del Vaticano a los judíos fueron destruidos para evitar que cayeran en manos enemigas. Así, el 20 de abril de 1944 D´Arcy Osborne había escrito a Harold Tittman, asistente de Myron Taylor, pidiéndole que destruyese los documentos enviados para ayudar a a organizaciones estadounidenses judías, pues podría poner en peligro la vida de quienes los habían entregado. Entre ellos menciona, por ejemplo, el peligro que corre un sacerdote de nombre en clave Benedetto.
Gary Krupp afirma que "este gesto fue aplicado comúnmente durante la guerra... ¡y todavía hay algunos críticos que parecen no comprender que es el motivo por el que tantas órdenes escritas fueron destruidas!".
Ha participado en el hallazgo de estos documentos Ronald Rychlak, profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Mississippi, y autor de varios libros sobre Pío XII.
Se calcula que existen unos 47.000 documentos de esta índole concernientes a la actividad de Pío XII en favor de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.