Con la que ayer ofreció con ocasión de la Audiencia General de los miércoles, el Papa Benedicto XVI anunció el inicio de un nuevo ciclo de catequesis, esta vez, sobre la oración.
Será, apuntó el Pontífice, como una "Escuela de Oración" basada "en la Escritura y en la gran Tradición de la Iglesia, en la que nuestro ejemplo será Jesús y su diálogo íntimo y constante con el Padre".
Ante miles de feligreses en la Plaza de San Pedro, el Papa dijo que comenzando por este miércoles y "siguiendo la Sagrada Escritura, la gran tradición de los Padres de la Iglesia, de los maestros de espiritualidad, de la liturgia, queremos aprender a vivir aún más intensamente nuestra relación con el Señor, como si fuera una especie de Escuela de Oración".
En su catequesis, el Santo Padre aseguró que la vida sin oración "carece de sentido" y que "en los ejemplos de oración de diferentes culturas" se puede ver "un testimonio del deseo de Dios" que está "inscrito en el corazón de cada hombre", durante la habitual audiencia celebrada en la Plaza de San Pedro.
El Papa explicó que la revelación del Antiguo y Nuevo Testamento, "purifica y lleva a su plenitud el anhelo originario del hombre hacia Dios, ofreciendo en la oración la posibilidad de una relación más profunda con el Padre celeste".
"La vida humana sin oración carece de sentido ni referencia", afirmó, porque la oración es "abrir la existencia al misterio de Dios". Ante miles de peregrinos reunidos en San Pedro, el Pontífice ha destacado que el hombre "en cada oración exprime siempre la verdad de cada criatura humana", que "por un lado experimenta debilidad e indigencia, por lo que pide ayuda al Cielo" y, por otro, "le dota de una extraordinaria dignidad, porque se descubre capaz de entrar en comunión con Dios".
Además, el Papa ha subrayado que la oración "no es algo que se dé por descontado" sino que es necesario "aprender a rezar, formarse siempre de nuevo en este arte" e incluso ha señalado que "también aquellos que están muy avanzados en la vida espiritual" sienten la necesidad de "aprender a rezar con autenticidad".
Benedicto XVI recordó cómo rezaban en la antigüedad los pueblos no cristianos y ha explicado que "en estos ejemplos de oración, como en la época griega o en el pueblo romano, emerge la conciencia de que el hombre tiene en su misma condición humana la dependencia de otro, superior a él y fuente de todo bien".
El Pontífice señaló asimismo que el hombre "reza porque no puede hacer otra cosa que preguntarse cuál sea el sentido de su existencia, que se mantiene oscuro y desesperanzador si no permanece en el misterio de Dios y su diseño del mundo".
La vida humana, concluyó, es "un cruce entre el bien y el mal, de sufrimiento inmerecido y de alegría y belleza, que espontáneamente empuja a pedir a Dios esa luz y fuerza interior que ayude sobre la tierra y se abra una esperanza que vaya más allá las fronteras de la muerte".
El último ciclo de catequesis que ofreció Benedicto XVI cada miércoles durante las últimas semanas estuvo dedicado a las mujeres en la Iglesia.