El cardenal Eduardo Martínez Somalo, originario de La Rioja, ha fallecido este martes a los 94 años en el Vaticano, donde residía. Entre los múltiples cargos que ocupó el purpurado a lo largo de su vida, destacó especialmente por ejercer de camarlengo (la figura que administra la Santa Sede tras la muerte de un Papa) a la muerte de San Juan Pablo II, pasando a ser la máxima autoridad de la Iglesia hasta la elección de Benedicto XVI.
Siempre contó con el "sincero aprecio" de Benedicto XVI
El purpurado español, apreciado por su sentido del humor y su cercanía, fue una relevante figura en la Santa Sede, reclamada de continuo por Pablo VI, San Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Especial cercanía mantuvo el camarlengo con el Papa emérito, que al recibir su renuncia al cargo en tras su 80 cumpleaños en 2007, le respondió valorando su “diligencia” y “competencia” invertidas en el servicio de la Santa Sede. La misma carta mostró el “sincero aprecio” profesado por el pontífice hacia un sacerdote y un obispo que permaneció “íntimamente ligado” a la misión en la Sede Apostólica.
Del sacerdocio a cardenal camarlengo
Somalo, ordenado sacerdote en 1950, accedió por primera vez a la Secretaría de Estado en agosto de 1956, donde dirigió la sección española.
Doce años después, en 1968, estuvo junto a Pablo VI en la peregrinación apostólica a Colombia para el Congreso Eucarístico Internacional y en 1970 fue nombrado consejero de la Delegación Apostólica en Gran Bretaña. El mismo año, seis meses después, la Secretaría de Estado reclamó de nuevo sus funciones como asesor, cargo que ocupó durante los siguientes cinco años.
El 12 de noviembre de 1975 fue nombrado arzobispo por el todavía Pablo VI, que lo envió como nuncio apostólico a Colombia.
Cuatro años después, San Juan Pablo II le nombró sustituto de la Secretaría de Estado, cargo que ocupó hasta 1988, cuando el mismo Papa le nombró cardenal, además de ser nombrado Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ese año.
En 1992 pasó a dirigir la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, de la que pasó a ser prefecto emérito en 2004. Paralelamente, entre 1993 y 2007 ejerció de cardenal camarlengo en sustitución de Sebastiano Baggio, cargo al que renunció por su octogésimo cumpleaños.