475. ¿Cómo oraba Jesús?
La vida de Jesús era toda ella una oración.
En los momentos decisivos (las tentaciones en el desierto, la elección de los apóstoles, la muerte en la Cruz) su oración fue especialmente intensa. A menudo se retiraba en soledad para orar, especialmente por la noche. Ser uno con el Padre en el Espíritu Santo: ése fue el hilo conductor de su vida terrena. [2600-2605]
476, ¿Cómo oró Jesús ante la muerte?
Ante la muerte Jesús experimenta toda la profundidad del miedo humano. Sin embargo sacó fuerzas para confiar en el Padre celeste también en esta hora: "¡Abbá, Padre!; tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres" (Mc 14,36). [2605-2606, 2620]
"La necesidad enseña a orar". Casi todas las personas experimentan esta verdad en sus vidas. ¿Cómo oró Jesús cuando experimentó la amenaza de la muerte?
Lo que le movía en esas horas era la disposición absoluta a abandonarse en el amor y el cuidado de su Padre. No obstante, Jesús pronunció la más impenetrable de las oraciones, que tomó de las oraciones judías de los moribundos: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mc 15,34; según el salmo 22,1).
Toda desesperación, toda queja, todo lamento de los hombres de todos los tiempos y el deseo de encontrar la mano auxiliadora de Dios, se contienen en esta palabra del Crucificado.
Tras las palabras: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23,46) exhaló su espíritu. En ellas resuena la confianza sin límites en el Padre, que tiene poder para superar la muerte. De este modo, la oración de Jesús anticipa, en el centro de su Pasión, la victoria pascual en su Resurrección. 100