San Hermágoras de Aquileia, obispo y mártir. 12 de julio.

Sus Actas son posteriores al siglo VI, y no tienen mucho valor, pero sí que demuestran lo antiguo de su culto. Todos los martirologios antiguos recogen su memoria.

Estas Actas dicen que, llegando a Roma San Pedro (29 de junio, martirio; 18 de enero, Cátedra de Roma; 22 de febrero, cátedra de Antioquía; 1 de agosto, "Ad Víncula", 16 de enero, "ad Víncula" en la Iglesia oriental; 18 de noviembre, dedicación de la Basílica) dijo a su discípulo San Marcos (11, Iglesia griega, y 31 de enero, traslación de las reliquias a Venecia; 9, 25, y 30 de abril, Iglesia Copta; 25 de junio, invención de las reliquias, 23 de septiembre, 3 Octubre, 8, y 30 de octubre, Iglesias Orientales): "Ve a la ciudad llamada Aquileia y allí encuentra un joven llamado Alulf, un leproso. Sánalo, pues por medio de ese milagro, muchos creerán". Este nombre que dan las Actas, es de origen lombardo, quienes no ocuparían Aquileia sino hasta el siglo VI, pero eso probablemente ni lo sabría quien redactó la leyenda, o tal vez sí, e intencionalmente apoya la causa lombarda en la región.

Y seguimos con la leyenda. Allá se fue Marcos, halló al leproso y le sanó en nombre de Cristo. Entonces muchos creyeron en Jesucristo. San Marcos predicó allí un tiempo, pero al cabo tenía que volver, así que los de Aquileia le pidieron un obispo y padre. Marcos eligió a Hermágoras, uno de los primeros en haber creído, conocido entre sus paisanos y erudito. Marcos lo llevó consigo a Roma, donde San Pedro le ordenó obispo y le envió de vuelta a Aquileia, siendo el primer obispo de toda la península itálica. Hermágoras predicó en toda la región y preparó a otros para que misionaran, alcanzando muchas conversiones, entre ellas las de las mártires Santas Eufemia, Dorotea, Tecla y Erasma (3 de septiembre).

Imperaba en aquellos tiempos Nerón, y su prefecto en Roma era (según un absurdo error de las Actas) nada menos que Agripa, sobrino de Herodes. Este comisionó a Sebasto, Gobernador de Aquileia, para que desarraigara la fe cristiana que ya se extendía demasiado por el imperio. Sebasto apresó a Hermágoras, le torturó en el potro y lo arrojó en una prisión. Pero esa misma noche una luz resplandeciente inundó la cárcel, sanando a Hermágoras y a otros cristianos presos y heridos. Entonces Ponciano, el carcelero, creyó en Cristo, fue bautizado y salió gritando por las calles: "Grande es el Dios de Hermágoras, venid a ver las maravillas que ha hecho". Y muchos corrieron a la prisión y pudieron comprobar como Hermágoras estaba limpio de toda herida. Allí realizó Hermágoras otros milagros, como sanar a un pobre loco, hijo de un tal Gregorio, quienes también creyeron.

Entonces el gobernador envió a un sicario de noche a la prisión para matar a Hermágoras, y a su diácono, Fortunato, que estaba con él. Fueron decapitados en el año 67. Sus reliquias se veneran en la iglesia dedicada a su memoria en Aquileia, bellísima y decorada con estupendos frescos del siglo XII. Un brazo se venera en Praga, donado por Carlos IV.

Fuente:

-"Vidas de los Santos". Tomo VII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.

A 12 de julio además se celebra a:
San Menou de Quimper, obispo.
Beato Andrés de Rinn, niño mártir.
San Lucio de Cavargna, mártir.
Nuestra Señora de Lure.