Santa Débora, juez y profetisa. 21 de septiembre, 11 y 14 de diciembre (Iglesias Orientales).
La Escritura habla poco de Débora, pero lo suficiente para que salte a la vista el hecho de ver a una mujer como juez del pueblo de Dios. Los Jueces ejercían un liderazgo moral, político y religioso. En tiempos en que aún Israel aun no tenía reyes los Jueces eran, junto a los profetas, la voz de Dios y por Él se les consideraba elegidos. No eran gobernantes propiamente dicho y ninguno pretendió ser superior a los demás. Los Jueces fueron Otoniel, Aod, Samgar, Gedeón, Abimelec, Tola, Jaír, Jefté, Ibzán, Elón, Abdón, Sansón, Samuel y nuestra Débora.
La principal acción de Débora, quien dictaba sentencia bajo una palmera entre Rama y Betel, en favor de Israel fue animar al general Barac a lanzar las tropas israelitas sobre el cananeo Sísara. Le profetizó que vencerían, aunque él no vería el triunfo. Efectivamente, Israel vencería, pero quien mataría a Sísara sería Jael, mujer del cananeo Héber. Al ocurrir la victoria, Débora habría entonado un cántico a Dios.
Y poco más podemos decir de su biografía. Pero aún así, su figura ha sido evocada por numerosos padres de la Iglesia y santos han mirado a Débora como prefiguración de la Iglesia, de la Santísima Virgen, puesta como ejemplo para las mujeres, o comparada con el alma cristiana imbuida de Dios:
"Y así, de acuerdo con la historia, para que las mentes de las mujeres pudieran asentarse, una mujer se convirtió en una juez, una mujer que puso todo en orden; una mujer que profetizó; una mujer que triunfó; y que se unió a la batalla, enseñó a los hombres a la guerra bajo el consejo de una mujer. Pero en un misterio, es la batalla de la fe y la victoria de la Iglesia". San Ambrosio.
"Y creo que su judicatura ha sido narrada y sus hechos descritos, que las mujeres no deben ser restringidas de actos de valor por la debilidad de su sexo. Una viuda, gobierna al pueblo; una viuda, dirige ejércitos; una viuda, elige generales; una viuda, determina guerras y ordena triunfos. Por lo tanto, no es la naturaleza la que causa la debilidad. No es el sexo, sino el valor lo que hace fuerte". San Jerónimo.
"Nada es más poderoso que una mujer piadosa y sensible para poner a un hombre en orden y moldear su alma como ella quiera. Porque no soportará a los amigos, ni a los maestros, ni a los gobernantes, como lo hará con su pareja aconsejándole y aconsejándole, pues el consejo lleva consigo incluso cierto placer, porque la que da el consejo es muy amada. Podría hablar de muchos hombres duros y desobedientes que han sido ablandados de esta manera. (…) Una mujer destruyó Absalón, una mujer destruyó Amnón, una mujer rescató a Nabal de la matanza. Las mujeres han preservado naciones enteras, pues Débora y Judit exhibieron éxitos dignos de los hombres; así también lo hacen otras diez mil mujeres". San Juan Crisóstomo.
Y, además, tenemos el detalle poco conocido de que Santa Teresa de Jesús (15 de octubre; 26 de agosto, la Trasverberación; 13 de julio, Traslación de las reliquias) es llamada "la Nueva Débora" por el papa Gregorio XV en la Bula de Canonización. Este "piropo" daría pie a una iconografía particular que San Enrique de Ossó (27 de enero) promovería para la Institución Teresiana. Pero habría que dejarlo para otro artículo.
A 21 de septiembre además se celebra a:
Beato José Vila Barri, presbítero HSF y mártir.
Santa Efigenia, virgen carmelita.
San Cuadrato de Atenas, obispo y mártir.