San Moisés el Etíope, monje mártir. 28 de agosto y 1 de julio.
Acaeció por aquellos primeros tiempos de nuestra sagrada religión, cuando Moisés "el Etíope" pasó de ser bandido a ser como un serafín todo enarbolado de amor por Cristo. De los muchos padres y madres y del monacato primitivo Moisés también conocido como "el negro" pasó ser una de las figuras más grandes e importantes no solo en la Iglesia Copta sino en toda la cristiandad. Os preguntaréis como pasó esto, pues ahora os lo contaré:
De su infancia y temprana juventud no sabe mucho. Se le llamaba "Etíope" por el tono de su piel. Lo antiguos griegos llamaban "ethiop" a aquellos habitantes que moraban de Nubia al sub-Sahara. Moisés era un hombre de alta estatura y gran fuerza. Él era esclavo de un oficial de la ciudad de Alexandria. Se aprovechaba de su fuerza y fue desarrollando una moral tan negra y unos vicios tan oscuros que abarcaban desde el robar, agredir a los más débiles e incluso asesinar. Fue tanta su depravación que su amo lo echó del palacio. Esto solo hizo que Moisés pasara a ser esclavo del oficial a ser esclavo de sus pasiones. Con otros bandidos formó una banda que se dedicaba a aterrorizar a los habitantes y viajeros de aquellos contornos. Por su astucia, fuerza y malicia pasó a ser el líder.
Nos cuenta el obispo San Paladio de Helenópolis (27 de noviembre) que en cierta ocasión había un pastor y su perro que frecuentemente le arruinaban sus planes de maldad, ya que el perro al ladrar avisaba a las gentes. Esto creó en Moisés un odio tan grande que le hizo perder toda razón. Se cuenta que el pastor estaba en otro lado de Nilo y que Moisés al percatase de esto se echó con solo su navaja en la boca al río y nadó hasta el otro lado. Alguien avisó al joven pastor, el cual con su perro se escondió en un agujero por la orilla. Moisés al no encontrarle se enfureció tanto que mató a cuatro de sus mejores carneros, escogió las mejores porciones para sí mismo, y el resto lo vendió y se compró una inmensa cantidad de vino.
Al parecer este evento le hizo huir y terminó en un monasterio. No se sabe con certeza si ya iba con un corazón contrito, pero sí sabemos que la Gracia Divina le comenzó a transformar de ese momento. Nuestro bandido fue llevado al desierto y ahí Dios le sedujo. Tomó por padre espiritual a San Isidoro el presbítero, quien fue uno de los primeros discípulos de San Macario el Grande (15 de enero). San Isidoro le llevó ante este Grande entre los santos, el cual le instruyó en la fe luego y le bautizó. Moisés pensó retornar al mundo, pero Isidoro le recomendó se quedase en el monasterio y Moisés así lo hizo. Al poco tiempo tomó el hábito monástico. Comenzó para Moisés una gran batalla espiritual la cual duró largo tiempo.
Moisés había pedido permiso para retirase en una celda alejada del cenobio. En cierta ocasión estando en esta celda le atacaron cuatro bandidos, pero él no había perdido nada de su fuerza, y sin hacerles daño les derrotó, los ató y se los llevó a los padres, quienes estaban en la iglesia recitando el Salterio. Los padres, como los bandidos, se quedaron asombrados. Moisés preguntó a los padres: "¿Qué quieren que haga con estos hombres, ya que no soy nadie para maltratarles?". Los padres le dijeron que los liberara. Los maleantes al darse cuento que este negro monje era su antiguo líder y que había sido generoso con ellos tuvieron un cambio de corazón y se convirtieron. También ellos tomaron el hábito monástico.
Moisés siguió teniendo muchas batallas no solo dentro de sí, sino también en su comunidad. Dios le purificaba como había purificado a su pueblo Israel en el desierto. Los ataques de los demonios eran constantes no solo durante el día sino también en sus sueños. Llego a tanta su agonía que en algunas ocasiones pensó regresar al mundo. San Isidoro le consolaba y le daba fuerza Con estas palabras: "Ves a occidente esa cantidad de demonios que están al acecho. Pues mira a oriente, y ve la cantidad de ángeles que son inmensamente más en cantidad. Ellos están aquí para asistirnos". También le dijo que fuera a recibir comunión. Esto le dio mayor determinación y desde este momento no lo pudieron derrotar los demonios por fuertes que fueran sus insidias. Cuando Moisés fue ordenado por el terrible obispo San Teófilo de Alejandría (15 de mayo) le dijo: "Mira ya eres todo blanco". Moisés respondió: "solo soy blanco por fuera. Pero el que lo ve todo sabe que en mi alma soy negro". Para poner a prueba su virtud este mismo obispo pidió a los otros presbíteros que al comenzar la liturgia lo echaran del presbiterio diciéndole "lárgate de aquí etíope", luego uno le siguió para ver su reacción y le escuchó decirse a si mismo: "Han obrado bien contigo". En otro momento los monjes le llamaron para reprender a un monje que había obrado mal. Moisés cogió un costal de arena le hizo un pequeño agujero y comenzó a caminar, diciéndoles: "así como esta arena viene de tras de mí, así igual me persiguen mis pecados. No soy nadie para juzgar a mi hermano", rehusando dar juicio.
En cierta ocasión el santo, acompañado de otros monjes, fue a visitar a San Macario el Grande. Este al verles llegar dijo: "Veo que entre vosotros hay uno que recibirá la corona del martirio". A esto respondió Moisés: "he de ser yo, pues todos los que empuñan la espada, a espada perecen".
Moisés se retiró con una gran cantidad de monjes a Petra. Luego se marcharon hacia el Valle de Natrun en Egipto, al tiempo en que unos bárbaros atacaban la región. Al saber Moisés que el monasterio sería atacado mandó a sus discípulos que huyeran, quedándose con él solo 7 monjes. Los bárbaros saquearon el monasterio, mataron a Moisés y sus compañeros. Un monje que se había ocultado en unas palmeras vio bajar unas coronas de oro que se posaron sobre las cabezas de monjes mártires.
En el año 405, en el mes Copto 24 Paoni, nuestro 1 de julio, se cumplió lo que había dicho San Macario el Grande. Actualmente sus reliquias están el Monasterio de la Madre de Dios de Paromes, en Egipto
La iglesia copta y otras iglesias orientales le alaban en su liturgia con estos hermosos textos:
Polytikion: "Has demostrado ser un ciudadano del desierto, un ángel en la carne, y un trabajador maravilloso, oh Moisés, nuestro Padre que portas a Dios. Mediante el ayuno, la vigilia y la oración obtuviste dones celestiales, y resucitas a los enfermos y las almas de aquellos que recurren a ti con fe. Gloria al que te dio fortaleza. Gloria al que te ha coronado. Gloria al que hace sanidades para todos a través de ti".
Kontakion: "¡Oh, Padre bienaventurado y justo Padre Moisés!, tú disipaste las tinieblas de las pasiones, siendo ricamente iluminado con luz divina; y con tus oraciones vigilantes, marchitaste el orgullo licencioso de la carne y subiste a lo alto de la ciudadela de arriba, donde suplicas continuamente a Cristo Dios para que conceda gran misericordia a nosotros".
Fuentes:
-http://oca.org
www.mystagwgia.gr
Escrito por Leonel Varela para https://preguntasantoral.blogspot.com
A 28 de agosto además se celebra a:
San Elouan de Bretaña, ermitaño.
San Julián de Brioude, soldado mártir.
San Vivien de Saintes, obispo.