Fue uno de los doce compañeros de San Juan Zedanski (7 de mayo) que evangelizaron Georgia en el siglo VI. Se establecieron en el desierto de Garedshki, cerca de Tibilisi, llevaron una muy austera de ayuno, penitencias, oración y trabajo. Solo comían hierbas y cortezas de árboles. Una cierva salía de vez en cuando del bosque y les proporcionaba leche, y en una ocasión se transformó en queso al hacer David la señal de la cruz sobre el lácteo.
Cuando David tenía casi 100 años peregrinó con sus discípulos a Tierra Santa, pero cuando se aproximaba a Jerusalén y la vio desde una colina, exclamó que no se atrevía pisar el mismo suelo que Nuestro Señor, siendo tan pecador. Permitió que sus monjes visitaran los Santos Lugares, pero él regresó, llevándose una pesada piedra como penitencia. A su muerte, a finales del siglo VI, la piedra fue puesta sobre su sepultura y el contacto con la misma arrancaba estupendos milagros.
A 27 de mayo además se celebra a:
San Julio, soldado mártir.
San Federico de Lieja, obispo.
San Ragnulf, mártir.