San Antonio de Lucca, presbítero. 27 de abril.

Según la leyenda de San Torpes (17 de mayo), Antonio era discípulo del apóstol San Pablo (29 de junio, martirio; 30 de junio, conmemoración; 25 de enero, conversión; 18 de noviembre, Dedicación de la Basílica) y vivía retirado en un monte como eremita para escapar a la persecución neroniana.

Cuando el mencionado Torpes se convirtió a la fe, se dirigió al monte donde vivía escondido Antonio por recomendación de Pablo, y llamó al anciano: "Santo padre, Antonio, ¿dónde estás? Respóndeme". Cuando el presbítero salió de su cueva, Torpes le dijo: "Por favor, padre, escúchame y no temas. He conocido a Cristo y quiero ser bautizado". Antonio le respondió: "¿Cómo sé si tus motivos son sinceros?", pero el joven le replicó: "Si miento, que no sea digno de recibir el bautismo". Y Antonio le bautizó con agua de un arroyo. Luego le dijo: "Ahora vete de aquí, hijo mío, y que Dios aumente tu fuerza de testificar la fe y luchar por ella ante los enemigos". Le besó y le bendijo diciéndole "Que el ángel del Señor te guíe, hijo mío".

Sabemos que Torpes fue martirizado, pero de Antonio no sabemos más, salvo de su culto. En 1201 ocurrió la invención de sus reliquias, que fueron trasladadas a la catedral de Lucca, donde se veneran.


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A 27 de abril además se celebra a:

San Assico, obispo.
N. S. de Montserrat.
San Pedro Armengol.