Nació en 932 en Salerno, Italia, en la noble y poderosa familia de los Pappacarbone. Desempeñó varios puestos en la política italiana y francesa. Al parecer se casó y enviudó pronto, sin tener hijos, pero no está claro.
A sus 70 años aún estaba en plena forma física y mental, y formó parte de una Delegación real francesa. No pudo llegar a cumplir su misión, pues enfermó y hubo de guardar reposo en el monasterio de San Miguel en el Monte Pirchiriano. Allí quedó prendado de la vida monástica benedictina, de la liturgia, el amor por el saber y la espiritualidad de los monjes. Y decidió abandonar el mundo para siempre. Cuando se sanó, emprendió una peregrinación a pie a Cluny, el monasterio más famoso del momento. Allí se hizo amigo de San Odilón (1 de enero), quien le acogió como monje a pesar de su edad. Alferio era feliz en Cluny, pero su antiguo señor, Waimar III, le llamó junto a sí, pues gozaba de su consejo y oraciones. Para complacerle, le permitió que fundase un monasterio con el espíritu de Cluny en Salerno. Odilón lo vio como voluntad de Dios para extender la reforma cluniacense y le permitió ir.
Así, en 1020, Alferio regresó a Salerno e instaló su monasterio en una cueva cercana a la ciudad, donde fue acompañado por dos discípulos. Fue el origen del monasterio de "La Cava", que llegaría a ser célebre en espiritualidad, cultura y riquezas. Alferio impuso en él el espíritu de Cluny. Uno de sus dicipulos fue Didier de Montecassino, a quien conocemos como el papa Beato Víctor III (16 de septiembre).
Alferio subió al cielo el 12 de abril de 1050, a la impresionante edad de 118 años. Fue canonizado en 1893 por el Papa León XIII junto con sus sucesores, los abades San León I (12 de julio), San Pedro I (4 de marzo) y San Constante (17 de febrero).
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A 12 de abril además se celebra a
San Erkenbod de Sithiu, obispo.
San Víctor de Braga, mártir.
San Julio I, papa.