San Chad de Lichfield, obispo. 2 de marzo.
Es San Beda el Venerable (25 de mayo), quien nos aporta la mayoría de datos sobre nuestro santo. Chad nació en Northumbria, sobre 620, aunque una tradición escocesa le hace nacer en Dempster. Su hermano fue San Cedd (7 de enero), con quien en ocasiones se le confunde. Sus otros hermanos fueron los presbíteros Cynebil y Celin. Chad fue discípulo de San Aidan (22 de octubre), quien le imbuyó de amor por la Sagrada Escritura y el Salterio, el cual debían saber casi de memoria quienes fueran discípulos suyos.
En 651, luego de la muerte de Aidan, Chad se fue a Irlanda, donde se formó en el apostolado junto a San Egbert (3 de septiembre), quien sería posteriormente abad de Iona. Allí estuvo hasta la muerte de su hermano Cedd, quien antes de ir al cielo le eligió para dirigir la comunidad monástica de Lastingham, que el mismo Cedd había fundado. Chad gobernó el monasterio con gran prudencia, humildad y caridad. Fue ejemplo para todos los monjes, pues siempre conservó la santa caridad, la mansedumbre y la serenidad, a pesar de ser exigente en el cumplimiento de la Regla. Era feliz en su monasterio, pero el rey Oswy de Northumbria le solicitó para ser obispo.
Como prelado, Chad no decepcionó, pues fue un gran apóstol y misionero. Nunca a caballo, sino a pie predicaba, según dice Beda. Visitaba las aldeas, casa por casa, atraía a todos a Cristo con su palabra dulce y sus ejemplos de austeridad y caridad. A pesar de eso, tuvo un encontronazo con San Teodoro de Canterbury (19 de septiembre), un interesante personaje, quien apenas tomar posesión de su sede en 669, acusó a Chad de no ser obispo legítimo, debido a que su ordenación había sido celebrada bajo el rito celta, siendo que la Iglesia inglesa había acatado el rito romano. Al saberlo, Chad le dijo: "Si crees que no he recibido debidamente el episcopado, renuncio voluntariamente a él, porque nunca me he creído digno de ser obispo; pero, aunque indigno, he consentido en ocuparlo por obediencia". Pero Teodoro se limitó a completar las ceremonias según el rito latino.
En 669 murió Jaruman, obispo de Mercia y el rey Wulfhere le pidió a San Teodoro le enviara un obispo para continuar la evangelización del país. Teorodo no quiso consagrar a ninguno de los monjes que tenía, sino que ordenó a Chad que se fuera allá. Sabiendo la costumbre de nuestro santo de siempre ir a pie y no a caballo, el mismo Teodoro hizo que le subieran a la fuerza a uno y por obediencia se trasladara en su cabalgadura y con séquito a su nueva sede. Esta había sido establecida en Diuma, y Chad la cambió a Lichfield, según Beda para honrar a los 1000 cristianos británicos que habían alcanzado el martirio allí, en tiempos de la dominación romana. Era una gran sede, que luego sería dividida en cuatro, pero Chad la evangelizó cuando era una sola. Además, fundó un monasterio en Lindesey, al cual dotó de una regla propia. El mismo vivía junto a algunos monjes, en una especie de comunidad monástico-canonical, manteniendo vida común, trabajo manual y oración.
Solo dos años fue obispo de Lichfield nuestro biografiado, pues en 672 le llegó, según Beda, "el tiempo del que habla Eclesiastés: 'Hay un tiempo para arrojar piedras, y un tiempo para reunirlas', porque una enfermedad mortal enviada del cielo vino sobre él, para transferir, por la muerte de la carne, aquella piedra viva de la Iglesia desde sus moradas terrenales al edificio celestial". La muerte, o la vida eterna del santo, fue predicha por un medio de un canto angelical que sus hermanos monjes oían en la capilla sin que hubiera nadie allí. Estando desconcertados, Chad les llamó, les exhortó preservar entre ellos la virtud de la paz, a cumplir la Regla que ellos mismos habían elegido y les anunció el día exacto de su partida a los cielos.
Entró en el cielo el santo a 2 de marzo de 672, y fue sepultado en la iglesia de Santa María. En el siglo IX sus reliquias se trasladaron a la iglesia de San Pedro. En 1226 el obispo Walter Langton volvió a trasladar las reliquias a la nueva iglesia de Santa María y San Chad, depositándolas en un bello y rico relicario. Otras reliquias se veneran en otras partes de Inglaterra y Escocia luego de la persecución anglicana, pues enrique VIII permitió su veneración durante algún tiempo y se pudieron ocultar algunas reliquias. El sepulcro del santo, aunque vacío, siguió siendo venerado por los fieles durante siglos. Era costumbre meter la mano por una oquedad que tenía y con el polvo extraído hacer un brebaje para la salud de los fieles o animales.
Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Volumen III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 2 de marzo además se celebra a
San Jaoua de Bretaña, obispo.
Beato Carlos "el Bueno", conde y mártir.