Todos eran soldados del emperador Maximiano, siendo Mauricio su General. En 305 estaban destinados a la ciudad siria de Apamea cuando estalló la persecución contra los cristianos, y allí llegaron los escrutadores imperiales averiguando sobre quienes eran cristianos. Fueron informados que Mauricio no solo era cristiano, sino que además, constantemente convertía a otros a la fe de Cristo.
Fueron llamados todos los soldados a sacrificar a los dioses, y nuestros santos se negaron a hacerlo. Entonces fueron arrestados y torturados con el fuego, la flagelación o el desgarramiento para que apostataran. Fotino, el hijo menor de Mauricio fue decapitado delante de su padre para lograr que este se doblegara, pero Mauricio no hizo sino confesar más firmemente su fe. Al final, todos fueron embadurnados con miel y arrojados a un pantano para que los insectos se los comieran. Algunos agonizaron durante días hasta expirar.
Las reliquias de Mauricio, Fotino y los demás fueron inventadas en el siglo VIII.
A 22 de febrero además se celebra a
La Cátedra de San Pedro.
Beato Mahomed Abdalá, converso y mercedario.