San Ywi, monje diácono. 6 y 23 de octubre.
Ywi (Ywig, Iwi) fue hijo de un jefe británico llamado Bran, y su madre se llamó. Fue educado en el monasterio de Lindisfarne y cuando llegó a la juventud, su padre quiso que siguiera la carrera de las armas, pero, como dice su "vita", Iwi "buscando batallas más altas, se alistó en el ejército del Señor". En 684 fue ordenado diácono por su mentor San Cuthbert (20 de marzo y 4 de septiembre, traslación de las reliquias). En una ocasión, cuando San Cuthbert estaba cantando misa, Ywi, que fungía como diácono, notó que un hombre enfermo asistía con devoción a la misa. Sintiendo pena por él, Ywi bajó del altar, lo agarró de la mano y lo llevó al altar, y apenas puso la mano del enfermo en él, el hombre sanó instantáneamente. Otras versiones dicen que el enfermo besó el anillo del santo abad.
Fue un monje muy caritativo, excediendo sus deberes como limosnero, daba todo lo que podía a los pobres, atendía a los enfermos y necesitados. Su caridad y milagros le hicieron admirado y venerado por las gentes, por lo que decidió irse de allí adonde no le conocieran. Llegó al puerto y al primer marino que vio le pidió le llevase con él. El marino le preguntó que adonde quería ir e Ywi le respondió: - "Donde Dios quiera. Así que si estás pronto a navegar, ten la bondad de llevarme contigo". - "Si no hubiéramos tenido un mal viento estaríamos en Bretaña" – respondió el marino – "pero cada vez que partimos, el viento no nos es propicio. Ahora partiremos de nuevo, así que si quieres unirte a nosotros, sube a bordo y que Dios nos guíe". Y partieron. Según la leyenda, tan pronto salieron a mar abierto, una fuerte tormenta se desató, ante lo cual, los marinos pidieron a Ywi que implorara misericordia a Dios. Este lo hizo y apenas empezó su oración, los cielos se despejaron y la travesía fue feliz.
Al llegar a Bretaña se instaló en una ermita de Quimper, donde vivió retirado hasta fallecer, a finales del siglo VII. Algunas reliquias suyas se veneran en Wilton desde el siglo IX, pues según la leyenda, unos monjes británicos las llevaban de vuelta a Inglaterra se detuvieron a descansar en la abadía, pero al emprender camino, las reliquias se volvieron tan pesadas que no podían levantarlas, por lo que interpretaron el santo quería quedarse allí. A nuestro Ywi en ocasiones se le confunde con San Ivi de Pontivy, que vivió en la misma época e igualmente se celebra a 6 de octubre.
Es abogado contra la parálisis, las enfermedades reumáticas y contra las tormentas y los naufragios.
Fuentes:
-"Lives of the British Saints". VLADIMIR MOSS. 2009.
-"Lives of Saints". Tomo XI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 6 de octubre además se celebra a
Santa María Francisca de las Cinco Llagas, virgen.
Santa Fe de Agen, virgen y mártir.
San Bruno, fundador.