San Quinto de Montrésor, mártir. 4 de octubre.
Fue el santo originario de Meaux, y sirvió en el ejército franco durante unos años, donde conoció el cristianismo y se convirtió. Buscando una vida de perfección, dejó la milicia y se colocó de sirviente del duque Gontran de Tours, siendo encargado de supervisar la siembra y recogida de cosechas. Todo iba bien, pero la duquesa se prendó de él y trató de seducirlo. Como Quinto se negó a complacerla, la mujer tuvo entonces miedo de que lo contara al Duque, y contrató dos asesinos para que acabaran con él. Y en una ocasión en que viajaba inspeccionando las tierras, los criminales le sorprendieron a la orilla del río Indrois, golpeándole y cortándole la cabeza. Entonces Quinto, como no era bautizado aún, tomó su cabeza en las manos, se acercó al río y el mismo vertió agua sobre su cabeza, bautizándose y cayendo muerto luego, en 570.
En aquel sitio se levantó una iglesia en el año 600, desdicada a la memoria del santo mártir. Allí se veneran todavía unas aguas milagrosas que la tradición quiere nacieron donde cayó la cabeza del mártir. Es el origen de la ciudad de Saint Quentin-sur-Indrois.
A 4 de octubre además se celebra a
Santa Áurea de París, abadesa.
San Salomón II de Bretaña, rey.