San Miguel y los Arcángeles. 29 de septiembre.
Es común en la Iglesia la veneración a los ángeles, sustentada en la Escritura y en las Vidas de los Santos, desde muy antiguo. La presencia angélica es constante en la vida de la Iglesia, sea considerando esta como institución global, o sea considerando la vida de cada uno de nosotros.
Tradicionalmente se ha separado a los ángeles en diversas categorías como Tronos, Dominaciones, Potestades, etc. Esto, aunque de uso extendido en otras épocas, hoy cada vez más está en desuso en la teología y predicación de la Iglesia, la cual con el tiempo ha profundizado en el tema y dejado de lado la angeología del Pseudo San Dionisio Aeropagita (8 de abril), que fue quien señaló y dio características propias a los llamados “coros angélicos”. Pero, sinceramente, esta clasificación tiene más de fabulación y asociación, que de profundidad teológica y, lo más importante: de realidad. Hoy se prefiere hablar simplemente de ángeles. En el caso de los más conocidos, Miguel, Gabriel y Rafael, el título de arcángeles se les mantiene por tradición y porque, entre todos los ángeles, evidentemente, tienen un papel destacado en las Escrituras.
Los arcángeles son uno de esos “coros”. Según el Antiguo Testamento, habría “siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor" (Tobías 12, 15). El Apocalipsis dice: "Gracia y paz a vosotros de parte de «Aquel que es, que era y que va a venir», de parte de los siete Espíritus que están ante su trono" (Apocalipsis 1, 4). Pero sabemos que el Apocalipsis es un libro más simbólico y místico que histórico o que pretenda contar realidades divinas. Aun así, a partir del siglo VII se entendió, que estos espíritus tan importantes serían ángeles de categoría superior: arcángeles. La Iglesia sólo reconoce los “nombres” de los tres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Entrecomillo la palabra nombres, para recordar que los ángeles no tienen nombre propio, no lo necesitan, y lo que conocemos por sus nombres, en realidad solo designa su misión. De hecho, los pasajes bíblicos en los que aparecen ponen de manifiesto este "nombre":
San Miguel: (Ap 12, 7-9) "quien como Dios". Venció y expulsó a Satanás del cielo. Defensor de la Iglesia. Y ya te respondo otra parte de la pregunta. En los exorcismos, o la recomendación del alma, la figura del ángel Miguel tiene una relevancia indiscutible, precisamente por esta misión de Miguel, de combatir al demonio, ya sea a nivel universal, protegiendo a la Iglesia, o a nivel personal, protegiendo a cada persona. La muy conocida oración de San Miguel "San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla…", que se decía antiguamente al final de cada misa es, en sí misma un exorcismo y puede usarse siempre, y todos los días si se quiere.
La iconografía de San Miguel es variada, pero a la par, muy parecida. Normalmente viste de caballero y con una lanza o espada amenaza al demonio (en forma de dragón o de ángel malo), al que en ocasiones tiene incluso encadenado. La balanza, para pesar las acciones buenas y las malas en el Juicio Final, también es un elemento clásico de su iconografía. Tiene varias celebraciones: 29 de septiembre, 8 de mayo (aparición en Monte Gargano), 25 de abril (aparición en Roma), 17 de junio y 20 de noviembre (Iglesia Copta), 8 de noviembre (Iglesia oriental), 6 de septiembre (Iglesia oriental, las "maravillas de San Miguel en Honaz"), 19 de septiembre (Milagro de San Miguel en Colosas), 16 de octubre (aparición en Mont Saint-Michel), 26 de marzo (Iglesia Oriental, la synaxis de los arcángeles). Además, está la aparición de Tlaxcala, México, a 8 de mayo o a 25 de abril, depende.
San Gabriel: (Lc 1, 11-20; 26-38) "el mensajero de Dios". Encargado de los grandes anuncios a los hombres (La Encarnación del Verbo, los Nacimientos de San Juan Bautista y de Cristo). Su iconografía es clásica, porta una filacteria donde pone "Ave María" y en la otra mano un lirio. Se celebra a 29 de septiembre, 24 de marzo, 26 de marzo, (Iglesia Oriental, la synaxis de los arcángeles), 11 de junio (aparición en el monte Athos).
San Rafael: (Tobit 12, 6; 15) "el que cura o sana". Es el arcángel cercano a los hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento. Se representa como peregrino, con bordón y con un pez, en ocasiones con el joven Tobías. Se celebra: 29 de septiembre, 24 de octubre, 26 de marzo, (Iglesia Oriental, la synaxis de los arcángeles) y 7 de mayo (aparición en Córdoba).
Los otros cuatro arcángeles no aparecen en la Biblia, sino en libros apócrifos judíos, como los de Enoch o Esdras. Aun estando representados en algunas pinturas medievales (no tanto por sus “personas”, sino por representar a esos "Siete Espíritus") la Iglesia no los recogió jamás en su liturgia (salvo la Mozárabe a Uriel), martirologios o calendarios. Y más aún, en el Concilio de 745, fueron prohibidos los nombres de los ángeles: "Nosotros, por lo que nos ha enseñado vuestro santo Apostolado, y la divina tradición, no reconocemos otros nombres de Ángeles, sino los tres de Miguel, Gabriel, y Rafael". Prohíbe expresamente la devoción a los "ángeles" Ragüel, Jubuel, Adimis, Jubuas, Sabaotb y Simihel, de los que predicaba y escribía el hereje y mago Adalberto (El Pintor Cristiano y Erudito. Volumen I, Libro II, Capítulo VII). No se mencionan entre los prohibidos a los otros arcángeles:
Uriel: Su nombre significa: "Fuego de Dios", y aparece en los Tercero y Cuarto Libro de Esdras, libros apócrifos. Es el único que medianamente ha sido aceptado por algunos Padres, como San Ambrosio, o teólogos como Juan Gerson (Gerson. Tratado sobre el Magnificat. 3, 8). La angelología clásica le pone como el ángel puesto por Dios a las puertas del Paraíso con su Espada de Fuego, impidiendo la entrada del hombre. Bonito, pero inverosímil. Mejor como una alegoría del combate por alcanzar la vida eterna mediante las virtudes. Es reconocible porque porta una espada de fuego, o tiene el pecho inflamado con una llama, símbolo del corazón ardiente de amor.
Barachiel: Su nombre significa: "Bendición de Dios". Es presentado como el ángel protector contra la tibieza en las virtudes, teologales o cardinales. Suele portar un canasto lleno de flores, rosas y frutos, que vendrían a ser el producto de "cosechar" las virtudes. En ocasiones porta un Bendicional, indicando su "nombre"; a la par de recordar que la liturgia atrae esas bendiciones.
Jehudiel: Su Nombre significa: "Alabanza de Dios". Propuesto como el ángel custodio contra la envidia y los celos, que minan la paz del alma. Porta una corona de oro, laurel o flores, señal de la recompensa divina para los fieles a Dios, y unos flagelos, signo de la penitencia y sacrificios por el Señor.
Salatiel: Su Nombre significa: "Plegaria a Dios". La Angelología nos lo pone como el ángel que guía en el proceso de la oración. Se le representa con las manos juntas, en oración o con un incensario, que sabemos que es elemento de adoración y cercanía a Dios, mediante las súplicas. En ocasiones a la par del incensario derrama flores, que simbolizan esa respuesta de Dios a las oraciones.
En cuanto al culto de dicho grupo de ángeles, en Palermo existió una iglesia dedicada a los siete arcángeles. Y en 1527, un presbítero llamado Antonio Duca, rector de dicho templo, fundó uno en Roma, dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles, donde se veneran a los siete arcángeles. Julio III, Pío IV y Gregorio XIII concedieron amplios beneficios materiales y espirituales a esta iglesia romana y a los devotos de los arcángeles. En otros sitios se eligieron altares, como en Alcalá de Henares, España; y en América, en Yahualica, Jalisco, destaca una iglesia de los años 50 del pasado siglo XX, con un interesante retablo en piedra.
Creo que queda claro que todas estas representaciones artísticas, basadas en elementos utilizados por la angelología forman parte de una teología basada en el símbolo, en la asociación de elementos conocidos (flores, espadas, balanzas) y cotidianos con realidades divinas, para explicarlas mejor. Asimismo en ocasiones aparecen como custodios de las personas, las virtudes, como simples elementos decorativos, de excelente, dudoso o pésimo gusto, según. La New Age y otras “ciencias” les dan personalidad, características esotéricas más sacadas de la chistera que basadas en realidad alguna, con una estética reprochable desde el punto de vista católico, pues más semejan hadas que ángeles.
A 29 de setiembre además se celebra a
San Ciriaco el Venerable, eremita.
San Lotario I, emperador.