San Andrés Zoerard, eremita. 17 de julio, 13 de junio (en Polonia) y 1 de mayo.
Nació sobre 980 en Opatowice, Polonia. Sobre el año 1000, cuando tenía 20 años se retiró como ermitaño a Małopolskie, no lejos de la frontera con Eslovaquia. Vivió un tiempo allí hasta que tuvo que exiliarse debido a la política religiosa del Duque Boleslao I, interesado en la romanización del país para acercarse a los francos y lograr su apoyo contra los musulmanes. Boleslao ordenó que la Iglesia abandonara el rito eslavo, aprobado hacía más de 100 años por el papa Adriano II, y los que se negaron a ello tuvieron que huir o padecer cárcel. Nuestro santo cruzó la frontera y se fue a las montañas de Zabor, donde tomó el hábito en el monasterio de San Hipólito.
Vivió un tiempo en el monasterio hasta que, con el monje San Benito (17 de julio, 13 de junio y 1 de mayo) se retiró como ermitaño. Andrés tomó como ermita un estrecho agujero en un árbol, que aún se conserva y venera como una minúscula capilla. Por ello forma parte de los santos dendritas. Vivió una vida austerísima, alimentándose solo de hojas y hierbas, y toda su vida usó un áspero cilicio, y rodeó su poco espacio de clavos punzantes, de modo que su cuerpo siempre estuviera expuesto a la penitencia. En una ocasión se desmayó por agotamiento mientras estaba en el bosque, y los ángeles lo llevaron por los aires a su ermita.
Andrés murió alrededor 1030, y fue sepultado por Benito, que vivió tres años más como ermitaño en el mismo sitio hasta ser asesinado por unos ladrones. El culto a ambos santos monjes fue extendido muy pronto por los eslovenos. Los milagros en la sepultura y en la santa "cueva" no cesaban, y todos se hacían lenguas de ellos. El más representado en la iconografía es aquel que ocurrió cuando unos ladrones asesinaron a un compinche y para esconderlo de los demás, arrojaron el cuerpo al agujero que habúa ocupado el santo, y he aquí que el hombre resucitó al acto. Se arrepintió de su vida malvada y entró en religión. En 1064 se escribió una "vita". En 1083 el papa San Gregorio VII (25 de mayo) les canonizó a ambos, aunque ya desde antes el rey Geza había proclamado a Andrés como patrón de Hungría. Sus reliquias se veneran en la catedral de Nitra, Eslovaquia, donde fueron trasladadas por el rey San Ladislao I de Hungría (30 de junio).
A 17 de julio además se celebra a
Beata Teresa de San Agustín y compañeras mártires.
San Alejo, confesor.