Santa Ælfgifu de Shaftesbury, reina y abadesa. 18 de mayo.
Su madre se llamó Wynflaed, y fue señora de varios condados, fundadora de algunos monasterios y benefactora de otros. En una fecha desconocida, sobre 940, Ælfgifu se casó con el rey de Wesex, San Edmundo I "el Magnífico" (26 de mayo), siendo su segunda mujer, y tuvieron dos hijos: Eadwig y Eduardo, y una hija cuyo nombre nos es desconocido. El papel de Ælfgifu como reina consorte ciertamente fue en la sombra, no se conocen grandes hazañas, intrigas o movimientos políticos en los que estuviera implicada. La primera vez que aparece tratada como reina es en el siglo X, en la"Crónica" de Æthelweard, pero esto bien puede ser motivado porque ya recibía culto. En 945 Edmundo fue asesinado y le sustituyó su hermano Edred, pues los hijos de Edmundo eran pequeños aún. Hay una sombra en este período, pues Edmundo aparece en algunas crónicas como casado por tercera vez en 944, con Ethelfleda de Wilsaeths, por lo que al parecer San Edmundo la repudió o el matrimonio fue declarado nulo. Es decir, que nuestra santa no fue la viuda del santo rey.
La santa había entrado en contacto con la célebre abadía Shaftesbury por medio de su marido, el cual había intercambiado una propiedad en Butticanlea por una que tenían las monjas en Tisbury. Ælfgifu la recibió en herencia de su marido al morir este y la donó al monasterio donde vivía. En 955, cuando su hijo Eadwig subió al trono quiso la propiedad de vuelta, pero no osó pelear con la poderosa abadía. Fue abadesa hasta su muerte en 971, luego de una penosa enfermedad en la cual, según las crónicas, se acrisolaron sus virtudes cristianas. Que ya se habían acrisolado con la paciencia y la vergüenza por la mala actitud de su hijo mayor como rey. Fue sepultada en el mismo monasterio y las monjas promovieron su culto, que pronto se hizo popular. Curiosamente, la abadesa que le sucedió fue la misma mujer que le había sucedido como esposa de Edmundo: Ethelfleda de Wilsaeths.
Un escrito de Lantfred de Winchester, datado sobre 980, narra de un joven ciego que recuperó la visión luego de haber peregrinado hasta la tumba. Incluso después de la traslación de las reliquias de su nieto San Eduardo "el Mártir" (18 de marzo y 20 de junio, traslación de las reliquias) a Shaftesbury, el culto a la reina continuó, incluso se podría decir que aumentó, ya que los numerosos peregrinos que visitaban la sepultura del joven rey, veneraban también la de su abuela. Biografías tardías escritas en tono laudatorio mencionan su caridad, su preocupación por los presos, e incluso dicen que tenía don de profecía y milagros. Y no faltó quien la haga fundadora de la abadía.
Fuentes:
-"The Queens Before the Conquest". Volumen 2. MATTHEW HALL. Londres, 1854.
A 18 de mayo además se celebra a
San Félix de Cantalicio, religioso capuchino.
San Teodoto y las mártires de Ancira.