San Antipas de Pérgamo, obispo y mártir. 11 de abril.
La primera referencia que de él hallamos está en las Escrituras. "Yo sé dónde moras: donde está el trono de Satanás. Guardas fielmente mi nombre y no has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi siervo fiel, que fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás". (Apocalipsis 2, 13). Es la carta a la Iglesia de Pérgamo, a la cual se le pone de ejemplo de fidelidad hasta el martirio por la causa de Cristo.
Una tradición oriental le hace el primer obispo de dicha ciudad, ordenado por San Juan Evangelista (27 de diciembre, 6 de mayo, "Ante portam Latinam"; 8 de mayo y 26 de septiembre, Iglesias Orientales). Imperando Domiciano fue llevado ante el juez, el cual intentó convencerle de la antigüedad y lo venerable del culto a los dioses, frente a la novedad del Cristianismo. Antipas, que era versado en las Escrituras, le mostró como desde el principio, toda la Revelación apuntaba a Cristo, y no a los falsos dioses. Demostró la vacuidad de la filosofía y la maldad y repugnancia de los dioses, llenos de pecados y males como los humanos. Y todo siempre confrontándolo con la pureza de la fe cristiana y el testimonio de Jesucristo. El juez, irritado, mandó fuera metido en un toro de bronce (el toro de Phalaris) y este encendido hasta quemar vivo al santo. Aún dentro de aquel horno, Antipas entonaba salmos y cánticos al Señor, hasta que expiró.
A 11 de abril además se celebra a
San Guthlac de Cronwland, ermitaño.
Santa Godebertis de Noyon, virgen.