Santa Sura de Dortrecht, virgen y mártir. 10 de febrero.
No hay muchos datos de ella, solo tradiciones más o menos certeras. Nació en 1270, de una familia noble y desde niña fue muy devota de la Virgen María, que se le apareció para encomendarle la construcción de una iglesia a su nombre en Dordrecht, Holanda. Como ni tenía dinero, ni sabía de construcciones, un ángel le dio el plano de como debía ser.
La leyenda dice que en su bolsa sólo tenía tres monedas de cobre, que se multiplicaban generosamente cada semana, para la construcción del templo. Los tres obreros que trabajaban en la obra, al ver que su bolsa siempre tenía el dinero necesario, la degollaron con un cuchillo de pescador para robarle, pero solo hallaron las dichas tres monedas. En el lugar donde su sangre tocó la tierra surgió una fuente con aguas curativas, usada sobre todo contra las fiebres. Los delincuentes fueron detenidos y condenados a muerte, pero arrepentidos pidieron clemencia al juez. Este tuvo una aparición de Sura, que le mostró su cuello cortado, para demostrarle cuanto dolía semejante herida, por lo que no quería que sus asesinos lo padecieran también. El juez los indultó.
La iglesia actual de Santa María de Dordrecht no es la misma, pero sí ocupa el mismo sitio que la edificada por Sura. También es conocida como Zwarda, Zwardis, Soers o Zwardt y también como Sotera, por una confusión bastante tonta con Santa Sotera de Ostia, celebrada el mismo 10 de febrero, que fue tía abuela de San Ambrosio de Milán (4 y 5 de abril, muerte y entierro; 7 de diciembre, consagración episcopal).