Santoral hoy: 22 de enero. San Vicente Pallotti, presbítero fundador.
Nació Vicente Pallotti nació en Roma en 1795 y fue hijo de comerciantes con buena posición económica. Aunque era aplicado, los esudios se la daban mal y sacaba los exámenes "por los pelos". No en balse su maestro, padre Ferrari, dijo de él: "Vicente es un santo en miniatura, pero tiene una cabeza de burro", porque realmente era piadoso y buen niño. Pero se aplicó y cuando entró al seminario, su tesón dio fruto y fue un buen estudiante y obtenía buenos resultados. En 1818 fue ordenado presbíetro, con 23 años. A los 26 se doctoró en Teología y comenzó a dar clases como profesor adjunto en la Sapienza. En esta etapa conoció a quien sería su amigo, San Gaspar de Buffalo (28 de diciembre), el cual con su ejemplo misionero, le hizo cecer su vocación apostólica, dejando la docencia, una carrera prometedora y un buen salario, para dedicarse al ministerio apostólico, especialmente en el confesionario. Comenzó siendo confesor asiduo de los estudiantes del Colegio Inglés (donde se hizo amigo de quien sería el Cardenal Wiseman), y de los colegios irlandés y escocés, lo cual nos puede demostrar acerca su excelente dominio del idioma inglés.
Durante al menos 10 años su celo apostólico fue mal visto por muchos sacerdotes que se veían cuestionados. Su fama de confesor "exigente", le provocaron calumnias y sospechas de jansenismo, cuando el santo lo único que hacía era exigir a los que podían dar más, enseñando a no acomodarse en la vida espiritual y a buscar la perfección. Para colmo, cuando fue nombrado rector de la iglesia de los napolitanos en Roma, el clero puso el grito en el cielo, y se le cerraron muchas puertas. Su más feroz opositor fue su primer vicario en dicha parroquia, que llegó a declarar en el proceso de beatificación del santo, sobre como siempre respondió al mal con el bien, mostrándole afecto y sin dirigirle jamás palabra áspera a pesar de los desaires recibidos por el mismo vicario.
Sobre 1833 comienza un trabajo apostólico en aras de la conversión de las gentes, a la par que de la justicia social. Algunos sacerdotes y seglares se le unen y dos años más tarde funda la "Sociedad del Apostolado Católico" para la santificación en el mundo. Para Vicente Pallotti la santidad consiste en hacer en todo momento y cueste lo que cueste, la voluntad de Dios. Vincula fuertemente a los seglares a la evangelización y al apostolado, adelantándose a su tiempo, en el que toda acción apostólica era llevada a cabo por religiosos o sacerdotes. El santo intuyó que los seglares podían, y mucho, influir en la formación y conversión de los demás. Para ello Finalmente, abarcó en su Instituto a sacerdotes, hermanos legos, a mujeres con votos simples y a laicos. Así funda escuelas para obreros y empleados, en vistas a formarles humana y espiritualmente. Abre cursos nocturnos para aquellos que trabajan y también abre un instituto para mejorar la agricultura. En 1836, preocupado por los católicos orientales y los que están separados de Roma, comienza la iniciativa, durante la octava de la Epifanía, de celebrar la liturgia en los distintos ritos orientales, orando por la conversión y por la unidad de la Iglesia. En 1847 esta obra litúrgica y orante pasa a la iglesia de San Andrés "delle Valle", y aún se realiza. El 28 de diciembre de 1837, mientras moría su amigo San Gaspar, Vicente vio el alma de aquel subir al cielo en forma de una estrella.
La caridad y el celo apostólico de Vicente Pallotti fueron sin límites. Ambos iban unidos, jamás predicaba sin dar consuelo material si lo necesitaba quien le escuchaba. Sus abrigos no le duraban nada, ni las camisas, que daba a los mendigos que encontraba. Con solo la sotana regresó en ocasiones a su casa. No tenía horas para el descanso si le necesitaban en el confesionario, para asistir a alguien o para asistir a algún enfermo. ¡Hasta se vistió de mujer para visitar a un enfermo que se negaba a recibir asistencia de un sacerdote, y había jurado matar al primer cura que entrara a su casa! Con este ardid, Vicente le hizo reír, le confesó y reconcilió con Dios, muriendo el hombre en paz.
Tanto desgaste por los demás le ocasionó el tránsito al cielo el 22 de enero de 1850, con solo 55 años, muriendo en paz y ofreciendo al Padre su vida por la Congregación que había fundado. Pío XI le llamó "precursor de Acción Católica". Pío XII lo beatificó el 22 de enero de 1950 y San Juan XXIII (11 de octubre) lo canonizó el 20 de enero de 1963.
A 22 de enero además se celebra a San Anastasio, carmelita y mártir.