San Justo de Beauvais, niño cefalóforo mártir. 18 de octubre.
Su leyenda, que los Bollandistas dan por una fantasía, cuenta que era un niño de 9 años, natural de Auxerre, el cual junto Beauvais a su padre partió hacia Amiens a rescatar a su tío Justiniano, que había sido vendido por esclavo años atrás, y al que Justo no conocía. Cuando llegaron a Amiens, Justino no pudo reconocer a su hermano, entonces, por una inspiración divina, el niño Justo salió corriendo y de pronto se detuvo ante un hombre que llevaba una lámpara y exclamó "Es este". Y así era, pues Justiniano reconoció a su hermano Justino, y Lupo, su amo, se lo vendió, logrando así la libertad.
Unos soldados que presenciaron la escena dieron parte al cruel Rictovaro, contándole de unos "hechiceros cristianos" que había en la ciudad. este mandó apresarlos y así se hizo, saliendo en su busca. Cuando Justo, su padre y su tío pasaban entre Beauvais y Compiegne, los soldados les alcanzaron. Justino y Justiniano se escondieron y dijeron a Justo que despistara a los soldados. Cuando estos llegaron donde le niño le preguntaron a que dios adoraba y ofrecía sacrificios. "Soy cristiano", fue la sencilla respuesta de Justo, e inmediatamente un soldado le cortó la cabeza. Tomaron la cabeza cortada para llevarla como prueba a Rictovaro, pero de pronto el cuerpo de Justo se puso en pie y tomó su cabeza, que habló: "Señor de cielos y tierras, recibe mi alma, pues soy inocente". A la vista de esto, como no, los soldados huyeron corriendo. Justino y Justiniano salieron de su escondite y que quisieron llevar el cuerpo y cabeza del niño a la madre, pero la cabeza de nuevo habló: "Si quiere verme, que mire al cielo", dijo, al mismo tiempo que revelaba que allí mismo debía ser enterrado su cuerpo, mientras que la cabeza podían llevarla a su madre. Habría ocurrido este martirio en 287, imperando Diocleciano.
El sitio del supuesto martirio es un lugar de culto desde el siglo IV, actualmente se llama St-Just-en-Chaussée. Las reliquias eran meta de peregrinos durante toda la Edad Media. De su leyenda surgió la casi exacta de San Justino de París. Beauvais celebraba su culto con grandes fiestas, siendo uno de los santos cefalóforos más conocidos, y el único niño entre ellos. En el siglo XIII se compuso el primer Oficio Litúrgico propio y a partir de entonces, el culto se fue extendiendo a otros sitios, llegando a Inglaterra, donde se afirma que la cabeza del santo fue llevada allí por parientes lejanos del santo en el siglo X. En la Iglesia de los jesuitas de Amberes se venera una reliquia insigne del santo. Otras reliquias andan dispersas por otros sitios.
Fuente:
-"Grand livre des saints: culte et iconographie en Occident". JACQUES BAUDOIN. 2004.
A 18 de octubre además se celebra a Santa Gwen de St.Vennec, viuda y reclusa.