Santoral hoy: 29 de septiembre. San Lotario I, emperador y monje.
Nació Lotario en 795, y fue hijo primogénito de Luis e Ermengardis de Hesbaye y nieto del gran San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre, traslación de las reliquias), con el cual tuvo mucha relación en su infancia. En 815, después de la muerte de su abuelo, pasó a gobernar en Baviera y en 817 cuando su padre dividió el imperio entre sus hijos (Lotario, Luis el Germánico, Carlos el Calvo y Pipino de Aquitania), Lotario fue coronado en Aquisgrán, quedando en una posición superior a sus hermanos.. Ese mismo año su padre el envió a ocupar el gobierno de Italia, una vez que Esteban IV hubo de reconocer el poder de protector (amo, más bien) sobre el papado de Luis el Piadoso. En 821 casó con Ermengardis de Tours y el 5 de abril de 823 fue coronado en Roma por el papa Pascual I, hecho que causó recelos en su padre, que aún era el legítimo emperador.
En 829 su padre cambió el reparto que había hecho en 817 y dio a su hijo Carlos parte de Alsacia y Baviera, que pertenecían a Lotario. En 830 Lotario y su hermano menor Pipino se rebelaron contra su padre, logrando sumar a los pequeños reyezuelos y nobles, deseosos de lograr más autonomía. Luis, que no esperaba tal, intentó hacer la paz, pero fue capturado junto a su segunda mujer y su hijo Carlos por Lotario. Este obligó a su padre a hacer pública penitencia para humillarle, y además le encerró en una prisión de Soissons, además exilió a su madrastra y encerró a Carlos en el monasterio de Prüm. Tantas infamias no podían quedar tal cual, por lo que sus hermanos Carlos y Luis rescataron a su padre y le entronizaron nuevamente el 1 de marzo de 834, al tiempo que Lotario huyó a Blois. Fue capturado, tratado bien y enviado por su padre a ocupar su reino de Italia.
Parecía que había paz, pero en 838 el emperador Luis volvió a cambiar el mapa político a favor de su fiel hijo Carlos, dándole territorios que igualmente habían sido de Lotario, dándole además el gobierno de Aquitania, luego de la muerte de Pipino, sin respetar al hijo de este, Pipino II. El hermano de Lotario, Luis el Germánico intentó que este se sublevara contra el padre por segunda ocasión, pero Lotario no quiso hablar de ello. Y lo supo el emperador Luis el Piadoso, pues en 839 Lotario y Carlos fueron agraciados con más territorios en detrimento de Luis. Carlos ganaba tierras y poder cada vez más, en detrimento de Lotario.
En 840 murió Luis el Piadoso, Lotario regresó de Italia y tomó el mando del imperio y anuló los acuerdos de 839. Devolvió a Ppino II el trono de Aquitania, quitado por el abuelo Luis y recortó los dominios de sus hermanos Carlos y Luis. Estos se aliaron contra Lotario, y en 842 sellaron una alianza formal contra él. En vistas de la guerra fraticida que podría ocurrir, los tres hermanos se reunieron en Verdún en agosto de 843, para repartir el imperio de modo equitativo. Según el nuevo reparto, se repartieron los obispados, las ciudades y la protección sobre los monasterios y bienes eclesiásticos. Lotario mantuvo el trono imperial, siendo emperador del Imperio Franco y del Romano al mismo tiempo, aunque realmente su hermanos tenían tanto poder como él. La alianza con la Iglesia, representada en el papa Sergio II fue vital, pues este nombraba obispos con poderes en los tres reinos, aun con la oposición de algunos obispos de los reinos de Carlos y Luis. La sede de Reims alcanzó más poder aún como metropolitana, y ahí Lotario perdió poder, pues al intentar colocar de arzobispo a Ebbo, pero el papa preconizó para la sede a San Hincmar (21 de diciembre), que era partidario de Carlos el Calvo.
La paz, aún con recelos, se hizo en el imperio y Lotario, en 855, con 60 años dejó el trono a su hijo Luis II y muy enfermo se retiró al monasterio de Prüm, donde tomó el hábito benedictino el 22 de septiembre del mismo año. Poco duró su vida monástica (algunos dudan si profesó al menos in "articulo mortis"), pues el 29 de septiembre falleció. Fue sepultado en la misma abadía, y su sepulcro al parecer contó de culto público, y hay un oficio litúrgico que le menciona. Aún así, no ha tenido culto en la Iglesia Universal ni en la Orden Benenictina, pero se le llama Beato o Santo. Sus reliquias fueron ocultadas en el siglo XVIII, pero en 1860 fueron halladas y devueltas al templo. Guillermo I de Alemania mandó construir una nueva tumba-altar. Bastante vulgar para ser de un emperador, la verdad.
A 29 de septiembre además se celebra a
San Miguel Arcángel.
San Ciriaco, eremita carmelita.