San Mariano de Bourges, confesor. 19 de agosto.
Como de la juventud de Mariano, un eremita de los alrededores de Bourges, no se sabe nada, pues le ponemos padres nobles, educación cristiana, algunos milagros en la infancia, etc. No lo hago yo, ya lo hicieron otros, sin mucho criterio histórico, como suele pasar.
Sí que cuenta el breviario de Tours, del siglo XVI, que oyendo las palabras del Evangelio: "Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío" (Lc. 14, 33) y "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme" (Mt. 19, 21), se resolvió a abandonar su vida de regalo. Dio todo a los pobres y en plena juventud se fue a un sitio solitario en Bourges, donde halló una cueva que tomó por celda y ermita. Penitencia, oración, ayunos y vigilias le ganaron pronto el reconocimiento del que huía. Tenía altísima oración, en la que siempre imploraba por los pecadores, rogando su conversión, y a esta oración añadía la instrucción y la predicación de la Palabra de Dios. Muchos le visitaban para escuchar su consejo o pedirle oraciones, alcanzando numerosas conversones curaciones. Pero no se envanecía por ello, más aún, como tenía el don de conciencias, cuando sabía que alguien le visitaba para adularle o solo por curiosidad, se hacía invisible.
La muerte de San Mariano le llegó de forma inesperada y de una manera bastante ramplona: Según San Gregorio de Tours (17 de noviembre) un día que subió a un manzano a tomar un fruto, único placer que se permitía, se cayó del árbol y se mató. Fue descubierto por unos que le visitaban, que al llegar a la ermita no le vieron y le buscaron. La leyenda le quiere muerto de rodillas, bajo el manzano, recordando a los pecadores que los primeros padres Santos Adán y Eva (24 de diciembre) nos perdieron "bajo un árbol" y que Cristo nos redimió "sobre el árbol de la cruz". Así, como Mariano hallaría la muerte a causa de un árbol, halló la Vida Eterna gracias a otro árbol.
Pues al encontrarlo los piadosos visitantes, llevaron el cuerpo santo a la iglesia de Vannes, donde fue honrado por el pueblo y todo el clero. Le sepultaron en la iglesia y su sepulcro se convirtió en meta de miles de peregrinos durante siglos. En el siglo XIII las reliquias se pasaron a una urna y altar de plata dedicados al santo. Varias veces se repartieron pequeñas reliquias por diversas iglesias del mundo. Un monasterio que se fundó junto a la cueva donde Mariano se santificó le quiere como fundador, pero lo cierto es que Gregorio le llama siempre ermitaño, y no monje ni abad.
Fuente:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Agosto. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.
A 19 de agosto además se celebra a San Andrés el Stratelates, mártir.