Beato Manés de Guzmán, presbítero dominico. 18 de agosto.
Fue Manés de la estirpe de los Guzmán y los Aza. Su padre fue Don Félix de Guzmán y su madre fue la Beata Juana de Aza (2 de agosto), y su hermano menor el gran Patriarca Santo Domingo (8 de agosto; 24 de mayo, traslación de las reliquias; 15 de septiembre "in Soriano"). Nació sobre 1166, en la casa familiar de Caleruega, Burgos. Como ya sabemos de Domingo, Manés y el otro hermano, Antonio, fueron educados en la piedad, las letras y desde pequeños sus padres se gloriaban de ofrecerlos al Señor. Y de hecho los tres fueron apóstoles de Cristo. Las investigaciones apuntan a que Manés fue monje cisterciense en el monasterio de San Pedro de Gumiel, vinculada con su familia, gran benefactora del recinto. Consta un acta de profesión fechada en 1188 a nombre de Fr. Manés de Caleruega. Las antiguas vidas de Santo Domingo tratan a Manés con sobriedad, pero coinciden en llamarle "hombre contemplativo y santo", "afable y humilde", etc.
Algunos quieren que apenas Domingo funda su obra apostólica de Frailes Predicadores, Manés abandonó el monasterio para engrosar las filas de los apóstoles dominicos. Pero en realidad, como quieren algunas leyendas, no se le ve en la predicación de Domingo en el Languedoc ni en la obra fundacional, con los primeros canónigos de Osma. Solo cuando la obra está consolidada, luego de 1216 entra en acción nuestro beato. Según el Beato Jordán de Sajonia (13 de febrero) en su obra "Orígenes de la Orden de Predicadores" le pone en la comunidad que Domingo envía a estudiar y fundar en Paris, Bolonia, España y en Roma. Fue en el año 1217, y Manés fue destinado a París. En el primer convento de París su labor fue la predicación, el culto y la atención a los estudiantes.
En 1219 Santo Domingo le envía a Madrid, como formador y capellán de las monjas que acaba de fundar en Madrid, y se entregó a ello con dedicación de apóstol de la vida contemplativa, pues en 1220 Domingo escribe a las monjas satisfecho por la labor de su hermano que “ha trabajado mucho por ellas”. Este trabajo le venía de perlas al otrora cisterciense: silencio, contemplación, trabajo callado con las almas, mística, culto y liturgia cuidados, etc. También la tradición le quiere como sostén de las monjas dominicas de San Esteban de Gormaz. En 1221 falleció Domingo, con gran dolor de Manés, que desde los inicios no cejó en promover el conocimiento de la santidad de su hermano y padre. En 1232, con la canonización de Domingo, Manés se empleó en la construcción de la primera iglesia dedicada al santo fundador. Y, claro, la erigió en Caleruega, casa natal de ambos. Una capilla sencilla, austera y piadosa, como le habría gustado al santo. Y profetizó que "si algún día él deseara otra más grande, ya se la construirán otros fieles devotos". Se elevó la iglesia en el lugar exacto del nacimiento del santo, que hoy es la cripta de la hermosa iglesia que veneran las monjas dominicas.
No se conoce a ciencia cierta la fecha de fallecimiento de Fray Manés, pero sí que se conoce el sitio: su viejo monasterio de Gumiel. Allí partió, junto a las sepulturas de sus antepasados. De nuevo regresó a la vida oculta del monasterio cisterciense. No hay concierto sobre si vivió allí como fraile predicador por especial consideración a su linaje, su santidad y la de su hermano, o si retomó el hábito y las costumbres cistercienses. Fue sepultado junto a sus parientes, en la capilla familiar. Sus reliquias fueron trasladadas a Caleruega en 1860 a causa de la exclaustración y allí se veneran, pues su culto inmemorial fue confirmado por Gregorio XVI el 2 de junio de 1834.
Fuente:
- "Nuevo Año Cristiano". Tomo 8. Editorial Edibesa, 2001.
A 18 de agosto además se celebra a la Beata Hortolana de Asís, religiosa.