San Werner de Oberwesel, niño mártir. 19 de abril.

Werner fue un adolescente, jornalero de unas viñas pertenecientes a unos judíos, que el Jueves Santo de 1287, fue encontrado asesinado (abierto en canal, desangrado y colgado cabeza abajo en un árbol) en un campo cerca de Bacharach, Alemania. No se halló el autor, por lo que se creyó que tendría el crimen tenía motivos ocultos y rituales, y de ahí a pensar que habían sido los judíos no hubo más que un paso. Era una época propicia a esto, y lo muestran los casos de San Guillermo de Norwich (25 de marzo), o San Rodolfo de Berna (17 de abril), y se concluyó que era el mismo caso: asesinato ritual por manos judías. Lamentablemente, esto se tradujo en una persecución popular contra los judíos (que, dicho todo, continuó durante la reforma y el establecimiento del protestantismo) mientras que Werner fue considerado mártir y santo, puesto que habría padecido como Jesús.

Se desató una persecución que alcanzó a varios judíos, que fueron asesinados. El rey Rodolfo I, convencido de la falsedad de la acusación, puso una multa a los asesinos de los judíos y ordenó quemar y desaparecer el cuerpo de Werner para evitar una veneración. Las reales instrucciones no fueron seguidas, y por el contrario se inició el culto a Werner como mártir. El cadáver del niño fue enterrado solemnemente en la capilla de San Cuniberto de la catedral de Bacharach, que cambió la advocación capilla de San Werner. Asimismo se construyó una pequeña capillita conmemorativa en el sitio del hallazgo del cuerpo. 

Pronto surgió la idea de dedicarle una iglesia propia, comenzaron las peregrinaciones y se comenzó una bella iglesia gótica, que aún no terminada comenzó a abandonarse. El culto fue efímero y pronto cayó en el olvido durante casi dos siglos, hasta que apareció el sacerdote Winand de Steeg. Era hombre culto, catedrático, capellán de la catedral de Bacharach, director espiritual de varios monasterios y el clero, participó en el Concilio de Constanza, y fue secretario privado del rey Segismundo. En 1426, apoyado por  Luis III, comenzó su trabajo para relanzar el culto y terminar la capilla iniciada. Lo primero que hizo fue exhumar el cuerpo, lo trasladó a una urna abierta, y puso la mano derecha en una custodia de oro, sobre la misma urna. También mandó se recogieran en un libro los testimonios de gracias y milagros concedidos a los fieles que rezaban al niño mártir. Winand también se implicó en la canonización del niño, para dar estabilidad al culto, las peregrinaciones y demás. En 1428 Luis III logró un débil reconocimiento local, pues Roma no accedió a canonizar a Werner, aunque para el pueblo era “san” Werner. Los papas del momento, especialmente Martín V, no veían con buenos ojos aquello, no les parecía claro, sobre todo porque no había constancia de que esa muerte violenta se debiera a martirio. La iglesia fue finalmente completada y embellecida. Winand murió en 1454, con la tristeza de no lograr la canonización de Werner. En 1548 una parte de las reliquias se trasladaron a Besancon, extendiendo el culto a Francia. 

Aunque la iglesia de Bacharach fue destruida y las reliquias desaparecidas en 1689 por los franceses, la fiesta de Werner se celebró en la Diócesis de Trier hasta 1963, cuando la diócesis eliminó la fiesta de su calendario propio. Sin embargo, todavía aparece "San Werner de Oberwesel" en el santoral alemán y la capilla consagrada él junto al Rihn fue restaurada en el año 2001. En las bellas ruinas góticas de la iglesia de Bacharach se colocó una placa con una oración de Juan XXIII y un texto aclaratorio y de reconciliación que zanjara el asunto. Aún así las imágenes de San Werner abundan y su veneración por parte de gremios y asociaciones continúa. Se le representa con aperos de labranza, racimos de uva y una daga, arma del “martirio”. Es patrono de bodegueros y de los viticultores en Reno, Alvernia y Borgoña.


Fuente:
-“Martyrdom, Murder, and Magic: Child Saints and Their Cults in Medieval Europe. PATRICIA HEALY WASYLIW. New York. 2008.