San Víctor de Braga, mártir. 12 de abril.

Según breviarios antiguos, en los que se basó Ambrosio de Morales para escribir de este santo, vivió Víctor en 308, imperando Galerio. Era natural de Bracara Augusta, la actual Braga de Portugal, y era catecúmeno que esperaba con ansia el bautismo. Había muy cerca de Braga, junto al actual río Cavedo, un santuario a la diosa Ceres, en el cual se hacían grandes fiestas y sacrificios a la diosa.

En una de esas ocasiones, pasó Víctor por allí y le convidaron a que participara del sacrificio, ofreciendo incienso al ídolo y coronándolo de flores, como hacían todos. No sabemos si lo hicieron según la costumbre o si, sabiendo que era cristiano, quisieron tentarle. Como fuera, Víctor les respondió: "Vosotros os alegráis con estos ritos festivos, y os parece el ídolo así adornado muy bello y hermoso; mas yo no sólo le juzgo, sino que además le veo feo, vil e inmundo". Fue pronunciar estas palabras, cuando varios de los paganos le fueron encima, le apalearon y atándolo le llevaron ante el gobernador. Antes que este le inquiriese cual era su delito, Víctor clamó: "Soy cristiano, y no reverencio a otro Dios que al que venera mi religión". Por esta confesión mandó el gobernador que fuera castigado con hierros candentes, pero mientras más le atormentaban, más alto gritaba el santo mártir: "Yo soy cristiano, y jamás dejaré de adorar á Jesucristo, mi Dios y Señor". Viendo el gobernador que nada podía hacer para lograr su apostasía, mandó le decapitasen, lo cual hicieron junto al río antes mencionado. Es uno de los ejemplos de “bautismo de sangre”, en los cuales el martirio sustituye con total acierto el bautismo.

En el mismo lugar donde fue decapitado, en el siglo V edificaron los cristianos un templo, donde se veneraban sus reliquias dentro de un arca de mármol tallada, junto a otras reliquias de mártires y de una túnica del Señor, según una crónica 1102. En 1120 el templo fue ampliado, embellecido y consagrado por el arzobispo Dn. Pelayo. La memoria de San Víctor se extendió por la España visigoda y hallamos su oficio propio en breviarios de Braga, Évora, Toledo o Compostela. El destino de las reliquias de San Víctor se desconoce, pues en 1590, el arzobispo Agustín de Castro, al abrir el relicario de mármol solo halló unas reliquias de Santa Susana (11 de agosto), y nada más. 


Fuente:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año: Abril. P JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1862.