Santa Sigrid de Thouars, pastora. 7 de enero.
Sigrid es una de las tantas pastoras santas de la Francia campestre. Su memoria aparece a 7 de enero, aunque ni los Bolandistas, ni Baronio, ni Butler ni algún otro reputado autor la recoge en sus marirologios o recolección de santos. Solo consta un culto muy remoto en esta región cercana a Poitiers y que, para colmo, se cree sea un desdoblamiento del culto de, también pastora, Santa Virginia de Poitou, cuya memoria igualmente es a 7 de enero. El nombre significa "victoriosa", y ha tenido fama entre los alemanes como fememino de Sigfried, nombre que tanto gusta en las epopeyas y leyendas de origen alemán.
El culto de los pastores santos (hombres y mujeres) está muy extendido en la religiosidad popular europea desde los inicios del cristianismo. Un cristianismo dividido en ambientes citadinos y ambientes rurales, donde las figuras asociadas a la naturaleza son más valoradas. Santos misioneros que dominan los elementos, campesinos que somenten a los animales, santos, en definitiva, que alcanzan la santidad en lo cotidiano, pero superándolo.
En el caso de las pastoras, las leyendas más dudosas se dan en todas, desde las más antiguas y desconocidas como Santas Thorette (1 de mayo), Thumette de Bretaña (4 de mayo y 21 de octubre) o Therence de Neuville (16 de setiembre), a las más veneradas Santa Genovena de París (3 de enero) Santa Solange de Bourges (10 de mayo) o Santa Regina de Alesia (7 de octubre): Lobos que no atacan a las ovejas mientras las niñas oran, ángeles que les guían en la noche, panes que se transforman en rosas, tormentas conjuradas y calmadas, etc. Y nótese que las regiones campestres, tardíamente evangelizadas, de Bretaña y Alemania son las más fructíferas en este tipo de santos.
Pero esta visión cristiana del pastor hay que hallarla más atrás: en el mismo Evangelio. La figura del pastor, una persona de poca confianza (trabajo nocturno, desplazándose constantemente, sin propiedades), aparece en los inicios de la vida de Cristo: son los primeros en adorarle en Belén. Cristo mismo tomará para sí la imagen del pastor y el rebaño para expresar su amor por el hombre. Amor de Buen Pastor, no de pastor asalariado, sino de pastor dueño, esposo y padre de sus ovejas.