Santas Baya y Maura, vírgenes. 2 de noviembre.
Habitó Santa Baya en la isla Cumbrae, frente a la costa del condado escocés de Ayrshire. Esta isla le había sido donada por su pariente el rey Donald VI de Escocia. Vivía en soledad, solo rodeada por los animales que la alimentaban. Su vida eran la oración y la penitencia. Allí la visitaba Santa Maura, la única persona a la que dejaba romper su soledad. Maura también vivía en soledad en Killmaur, y ambas se alentaban mutuamente con santas palabras y ejemplos en el seguimiento de Cristo. Cuando Baya murió, sobre el año 900, Maura levantó un altar sobre su enterramiento, y sobre este sitio se fundaría una capilla que en el siglo XIX aún existía. En el siglo XVI el párroco de Dunbar intentó llevar tierra firme las reliquias de la santa, para protegerlas, pero se desató una fuerte tormenta que los devotos vieron como una señal de la santa: era tanto su amor a la soledad, que aún en reliquias allí quería estar.
Una vez en el cielo su amiga, Maura fundó un monasterio para religiosas, de la cual fue elegida abadesa. La memoria de ambas se celebra a dos de noviembre, aunque algunos han confundido a Baya con Begga, que se celebra el 1 del mismo mes.
Fuentes:
-“A calendar of Scottish saints”. DOM MICHAEL BARRETT, O.S.B. Abbey Press, 1919.
-"Vidas de los Santos". Tomo XIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.