Según la leyenda, son dos jóvenes que habrían recogido los sesos y el cuerpo semimutilado de San Saturnino de Tolosa (29 de noviembre), luego que este fuera martirizado. Veamos que nos dicen las Actas del santo:
“fue llevado [Saturnino] al capitolio, donde queriéndole obligar a que sacrificase, repetía en alta voz: ‘un solo verdadero Dios reconozco: a este solo ofreceré alabanzas y sacrificios; mas vuestros dioses bien sé que son demonios a los que honráis en vano, no tanto con víctimas de animales, cuanto con muerte de vuestras almas. ¿Y cómo queréis que yo tema a los que oigo decir que me temen?’. A estas palabras del obispo Saturnino se enfureció toda aquella sacrílega canalla, y echando al toro que habían de sacrificar una cuerda, ataron los pies del Santo Varón con el cabo que pendía por detrás de él, y agarrochándolo luengo fuertemente, precipitaron a Saturnino desde lo más alto del capitolio hasta el llano, por lo que rota la cabeza con los escalones del capitolio, saltándole los sesos y hechos pedazos todos los miembros, recibió Cristo aquel espíritu, digno de ser presentado a su Padre, para que coronase con laureles al que muriendo a manos de los furiosos gentiles, supo pelear tan fielmente por su nombre. Arrastró el toro el cuerpo muerto, y que ya nada podía sentir, hasta que se rompió finalmente la cuerda, y donde quedó allí fue entonces sepultado, porque acobardados los cristianos de aquel tiempo con el furor de los gentiles, y no atreviéndose a enterrarlo, dos solas mujeres, más fuertes que todos los hombres, venciendo con la virtud de la fe la flaqueza del sexo, y animadas, creo, a padecer con el ejemplo del Pastor, pusieron el bendito cuerpo en una caja de madera, y así lo metieron en una hoya muy profunda, a guisa de quien escondía más bien las venerables reliquias del Santo Varón, que de quien las enterraba. Pero recibió en paz a su mártir el Señor, cuyo es el honor, gloria, virtud y poder por los siglos de los siglos. Amén”.
Como vemos, efectivamente, dos mujeres recogieron el cuerpo del santo y lo escondieron. Y hasta ahí, pero sin embargo, la devoción local tolosana quiso ampliar la cosa un poco más. Según la leyenda, estas jóvenes (las Actas no dicen edad) eran conocidas de San Saturnino desde mucho antes, cuando el santo predicó en Huesca. Ambas eran hijas de un rey oscense y fueron convertidas y bautizadas por el santo. Cuando Saturnino pasó a la Galia, ellas le siguieron como sus discípulas. En el momento del martirio, recogieron del capitolio la sangre y los sesos del santo, los metieron en una vasija de cerámica, luego tomaron el cuerpo del santo y lo escondieron en una fosa, excavada en el mismo sitio donde la cuerda del toro se había roto. Lo hicieron disimulando el sitio de los curiosos y los paganos. Por hacer esto fueron apresadas y castigadas, siendo azotadas desnudas por las calles de Tolosa, y posteriormente desterradas de la ciudad. Ya sin hogar, se retiraron a Carcasona, donde se retiraron a Recaud (que significa "refugio seguro") para vivir una vida casi monástica, dedicándose a la oración, la piedad y la caridad con los pobres. Cuando fallecieron ya tenían fama de santas, y fueron enterradas en la iglesia de San Miguel. Cuando la devoción aumentó, las reliquias fueron puestas en un arca de plata y trasladadas a la iglesia parroquial del sitio que con el tiempo el sitio se llamó “Mas-Saintes-Puelles”, recordando a las muchachas. Actualmente se veneran en un sencillo, pero bonito relicario neogótico. Es el sitio natal, según la tradición, de San Pedro Nolasco (31 de enero y 6 de mayo). Su devoción también alcanzó al monasterio catalán de San Miguel de Cuixá, en cuyos libros litúrgicos aparece su memoria litúrgica a 17 de octubre.
Pero, ¿qué hay de verdad en esta historia? Pues es complicado luego de siglos de tradición legendaria, establecer la veracidad de algunos hechos. Pero siempre algo se puede hacer.
El primer problema es con San Saturnino, cuya leyenda le hace discípulo del Bautista, luego de los 72 discípulos. Y más aún, le pone sujetando la túnica de Cristo mientras Juan le bautizaba. Vamos, que por detalles no será. La leyenda le pone predicando en la Galia y como obispo de Tolosa en el mismo siglo I, pero lo cierto es que no vivió anteriormente al siglo III, y su martirio se sitúa en torno a 250. Las actas del martirio no recogen la leyenda de su vida, sino que le ponen padeciendo bajo Decio. San Gregorio de Tours también pone el martirio en esta fecha, incluso copia algunas palabras de las Actas, pero en su “Historia de los Francos” se hace eco de la leyenda “apostólica”, con lo cual vemos que tan temprano como el siglo VI ya existía la confusión de fechas. Los Bollandistas, que avalan las Actas, pero no la leyenda, sitúan aquellas sobre el año 300. Así que podemos fiarnos que realmente dos mujeres escondieron las reliquias del santo. Con respecto a estas reliquias, fue San Hilario (19 de noviembre) quien en siglo IV señaló las reliquias con una sepultura de ladrillo, sin moverlas. Luego, entre San Silvio y San Exuperio harían una iglesia para trasladar las reliquias. Se pusieron en un sarcófago de piedra donde aparecen representadas las dos mujeres con el cuerpo del santo. En el sitio primitivo de su enterramiento se levantaría, con el tiempo, una iglesia en honor de la Santísima Virgen, llamada Santa María del Toro, por un relieve muy visible en el que aparece el martirio de San Saturnino, destacando el toro.
El segundo problema es que las figuras de las “saintes puelles” y su iconografía se mezcla con otras parejas de mujeres en la piedad popular francesa. Por ejemplo, en la iglesia de Tautavel aparecen las dos santas Doncellas y que en realidad son representaciones de Santa María Magdalena y Santa María la Egipcíaca, según un retablo de Gante, obra de Van Dick. Y llevan exactamente los atributos de las Doncellas tolosanas: una un frasco y la otra un libro. Otro caso curioso se da en la cripta de Santa Sara “la gitana”, en la iglesia de las “Santas Marías”, de la ciudad Saintes-Maries-de-la-Mer. En este iglesia aparecen María Magdalena y Santa Sara como una figura siamesa, o sea, comparten las piernas, pero a la altura del torso, se dividen en dos, portando, de nuevo, una un libro y otra un frasco. Y en otro punto, se repite la imagen perturbadora, pero con María Salomé y María la de Santiago, de nuevo con los mismos atributos. Exactamente como se muestran las Santas Doncellas en Tolosa. No nos olvidemos que en todos los casos, son santas relacionadas con sepulturas y el cuidado de un cadáver insigne: Cristo y Saturnino. Por lo que es muy probable que el culto a las Doncellas de Tolosa no sea más que un desdoblamiento del culto a la Magdalena y las santas mujeres, pero identificadas con aquellas desconocidas que recogieron las reliquias del santo mártir Saturnino. Ya sabemos que las leyendas no soportan las lagunas, siempre han de ser llenadas.
Y para terminar, una curiosidad que merecería investigación: En Barcelona se conoce el monasterio femenino de “Sant Pere de les Puelles”, fundado en 945. Siempre se ha dicho que en este caso “les puelles” refiere a las monjas que lo habitaban. Pero resulta que este monasterio está edificado sobre una iglesia anterior dedicada a… Sí, a San Saturnino. Ahí lo dejo.
-“Les Saintes Puelles ou la destinée de Saturne”. MARY ANGE TIBOT. 2008.
-“Actas sinceras nuevamente descubiertas de los santos Saturnino, Honesto y Fermín.” P. MIGUEL JOSÉ MACEDA. Madrid, 1798.
-http://www.benedictinessantperepuelles.cat
-http://abbaye-cuxa.com
-“Histoire de la Ville de Toulouse”. JEAN RAYNAL. Tolosa, 1759.