Rodean a este santo de hoy varias contradicciones, suposiciones y leyendas surgidas en el siglo XIII cuando su culto fue a más. Algunas “vitae” se escribieron sin mucha crítica, buscando darle orígenes gloriosos, añadirle milagros, etc. Resumiéndolo todo, se puede “armar” una historia:

San Sintpert (Simbertus) de Augsburg, obispo. 13 de octubre.

Fue sobrino del gran San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre). Sus padres, Aubert y Sinforiana, duques de Austrasia, eran cristianos piadosos, lo confiaron desde pequeño a la abadía de Murbach, a seis leguas de Colmar. Era un monasterio fundado en 727 por San Pirmin (3 de noviembre). A pesar de ser un monasterio inmensamente rico y que poseía ciudades y extensos territorios, era un lugar austero, cuyos monjes gozaban de merecida fama de santidad y sabiduría. Se cultivaban las artes, las ciencias, la teología. De sus claustros salieron varios obispos y abades. Simbert respondió a los deseos de sus padres y adelantó muchísimo, tanto en los estudios como en la virtud, convirtiéndose en un monje docto y piadoso. Sobre 778 murió San Thosson (o Tozzo) (16 de enero), obispo de Augsburg y Sintpert fue elegido abad. Al mismo tiempo fue llamado por Carlomagno para ocupar la sede de Augsburg. Es esta una de las contradicciones a las que apuntaba, pues en el monasterio consta un abad de nombre Sintpert hasta 793, en que le sustituye San Wighilmar (7 de abril). Algunos lo solucionan diciendo que a la par de la diócesis ejercía el gobierno del monasterio, pero conociendo la aversión monástica a semejantes “arreglos”, no hay que pensarlo. Lo más probable es que se trate de dos santos del nombre que confluyeron. Lo cual no quita que la estancia en el monasterio de nuestro Sintpert sea real, como educando. Hecha esta aclaración, seguimos.

Al tomar posesión de la diócesis convocó un concilio del clero, para promover el apostolado, la renovación moral de los sacerdotes y los fieles, y la evangelización. Restauró algunas iglesias y monasterios, devastados por las recientes incursiones de los hunos, que aunque no tomaron la ciudad de Ausburg sí que habían hecho estragos en sus alrededores. Embelleció la basílica de Santa Afra, junto a la cual organizó un hospital, un hospicio para peregrinos y un orfanato. En el monasterio de Füssen igualmente estableció un centro de caridad, a la par que reiniciaba la actividad literaria. En su catedral estableció una escuela, e hizo regulares a sus canónigos. Asistió a los sínodos de Worms, Reisbach y Ratisbona. El Vaticano conserva algunas de sus cartas al papa León III sobre asuntos de la diócesis.

Sintpert murió el 13 de octubre de 807, lleno de méritos y amado de sus fieles. Fue sepultado en la basílica de Santa Afra, en un sepulcro de piedra que aún se venera. Su culto comenzó muy pronto. Una leyenda cuenta que un lobo había secuestrado un niño y la madre invocó al santo obispo recién fallecido. Este se apareció y obligó al lobo a regresar y devolver al infante sano y salvo a su madre. Se le considera abogado de los marinos y los tejedores de redes de Ausburg. En el siglo XV se embelleció la capilla que guarda su sepulcro. En 1450 se pidió su canonización formal, aunque el culto público ya existía. El 6 de enero de 1468 el papa Gregorio XV convalidó su cuto y autorizó su oficio litúrgico propio.


Fuentes:
-“ Thesaurus monumentorum antiquis”, Volumen 2. BERNARD PEZ.
-“Histoire des Saints d’Alsacia”. ABBÉ HUNCKLER. Estrasburgo, 1837.