Lo primero que puede llamar la atención a muchos es el nombre “pagano” de esta santa: “Panacea” significa en griego “remedio de todo mal”, y causa extrañeza su uso en pleno siglo XIV. Pero de pagana nada, cristiana, y mucho, fue:

Beata Panacea de Muzzi, virgen y mártir. 27 de marzo
Nació en 1368, en Quarona de Vercelli, Italia. Sus padres fueron Lorenzo Muzii y Maria Gambino, la cual falleció cuando la niña Panacea era muy pequeña como para recordarla luego. Cuando tenía unos 8 años, su padre volvió a casarse con Margarita Lorcano, viuda con una hija. Desde el primer momento, la madrastra y su hija se encargaron de hacer la vida imposible a la niña. Le encargaban las peores faenas, se burlaban de su piedad y le impedían hacer caridad con los pobres y los enfermos. Asistir a la iglesia le suponía un sufrimiento enorme, y si la descubrían la insultaban y apaleaban, tanto, que en una ocasión su padre (de poco carácter, al parecer) la halló inconsciente en el establo.

Y esta precisamente fue la causa de su martirio: Un día, cuando tenía 16 años, mientras regresaba de pastar las ovejas, se detuvo en la ermita de San Juan de Tucri, allí se entretuvo orando, sin considerar el paso del tiempo. Mientras, en casa, la madrastra, enfadada con la demora de la chica, salió a buscarla. Pasando por la ermita, vio el rebaño plantado a la puerta, esperando a su ama, entró a la iglesia y la golpeó con el huso que la niña solía llevar al campo para hilar, con tanta violencia, que le rompió el cráneo y la mató allí mismo. Consciente del crimen que acababa de cometer, Margarita salió de la iglesia y se arrojó por un barranco, matándose en la caída.

Pronto corrieron los vecinos a la iglesia y encontraron a la joven desangrada, sosteniendo aún su rosario. Limpiaron el cuerpo e intentaron moverlo, pero era imposible, hasta que acudió el obispo y verificó el martirio. Entonces, la enterraron en la parroquia de Santa María de Quarona, junto a su madre. Los abusos padecidos y su muerte dentro del templo y a causa de su piedad, hizo encaminar la compasión hacia la devoción de la que pronto consideraron mártir. La leyenda la hizo protagonista de algunos prodigios comunes a otras santas pastoras como Santa Genoveva (3 de enero) o Santa Solange (10 de mayo): las ovejas no se movían del sitio mientras rezaba o atendía a los enfermos, la lluvia del campo no la mojaba, los ángeles cuidaban del rebaño en lo que ella oraba, etc.


El culto a la Beata Panacea puede documentarse desde muy pronto, así como los registros de los prodigios ocurridos junto a su tumba. En el siglo XV se construyó un santuario a su memoria en la ermita donde halló la muerte (la vida, para los que somos creyentes). En 1593 el proceso de canonización fue revisado por Clemente VIII, pero no prosperó. Finalmente, el 5 de septiembre de 1867, el Beato Pío IX (7 de febrero) confirmó el culto recibido, inscribiéndola oficialmente como Beata.

-Acta Sanctorum. X. 75.
-"Martirio, muerte y magia. Niños santos y otros cultos en la Europa Medieval". PATRICIA HEALY. New York. 2008.
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