Beata Isabel Rosa de Chelles, fundadora y abadesa. 13 de diciembre.
Fue hija del duque Radulf de Crépy y su mujer Adela de Bar-sur-Aube. Su hermano fue el Beato Simón (29 de septiembre). Siendo muy niña fue internada en las benedictinas de Chelles, cerca de París, para alcanzar una perfecta educación con vistas a alcanzar un buen matrimonio. Sin embargo, al llegar a la adolescencia decidió tomar el hábito monástico contra viento y marea, para seguir su vocación de servir toda a Cristo.
Siendo ya monja profesa deseó una vida de mayor perfección y solicitó de su abadesa retirarse como reclusa emparedada en el mismo monasterio. La abadesa, temerosa de echar a perder su vocación no se lo consintió. Entonces Isabel obtuvo el permiso del papa Inocencio II, y con dos monjas más se retiró a Château-Landon, donde construyeron unas chozas y comenzaron vida eremítica. Oraban y trabajaban constantemente, imitando a los Padres del Desierto. Vivieron algunos meses, pero la vida en aquel lugar inhóspito era muy difícil y las enfermedades llegaron. Entonces las otras monjas regresaron a Chelles.
Isabel no cejó en su empeño y se trasladó a un roble hueco, donde solo cabía de rodillas (es una de los santos dendritas). Redobló su oración, tejía cestos y sembraba algunas hortalizas de las que se alimentaba y aún regalaba a los pobres. Tuvo que soportar numerosas burlas de los aldeanos, quienes, al ver su paciencia, entrega, oración y caridad, poco a poco le tomaron verdadera devoción.
Al cabo de varios años de vida dendrita, Isabel recibió la visita de su hermana Acvis, monja en Chelles, y de la monja Constancia. Ambas la convencieron para fundar un monasterio cerca de Courtenay, en el Loira, del cual sería la abadesa. El monasterio fue dedicado a Santa María y pronto tuvo muchas santas vocaciones.
Nuestra Beata entró al paraíso el 13 de diciembre de 1130. En 1330 el cuerpo fue desenterrado para trasladarlo a una bella urna y se le encontró incorrupto, por lo cual se elevó a un altar. Durante la Guerra de los 100 años el monasterio fue saqueado y las reliquias profanadas. Las monjas recogieron luego lo que pudieron y las trasladaron a Villechausson, donde construyeron un nuevo monasterio.
Fuente:
-"Vie des Saints du Diocèse de Troyes et histoire de leur culte jusqu'à nos jours"
A 13 de diciembre además se celebra a: