Aunque la ideología dominante veta en lo posible que se hable de ello, las operaciones (hormonales y quirúrgicas) de "cambio de sexo" a las que son sometidas personas con disforia de género incluyen riesgos en buena medida desconocidos y que, en la medida en que se estudian, suscitan preocupación.
Tratamientos hormonales
"Las implicaciones cardiovasculares subyacentes al tratamiento hormonal a largo plazo de afirmación del género en individuos transgénero sigue siendo enormemente desconocido", afirma un estudio publicado en marzo en el Journal of Sexual Medicine realizado precisamente para determinarlo.
La investigación de científicos italianos de la Universidad de Florencia, realizada sobre 309 personas transgénero de ambos sexos, determinó que en los hombres trans (no así en las mujeres trans) la terapia hormonal produce "cambios desfavorables en el perfil lipídico" en sangre con "potencial impacto clínico en el riesgo de enfermedadcardio vascular a largo plazo".
Tratamientos quirúrgicos
Un segundo estudio publicado en abril, también en el Journal of Sexual Medicine, y realizado por miembros del departamento de cirugía plástica de la Universidad de Nueva York, se refiere a la implantación de pene en mujeres trans.
La investigación parte de la base de que la literatura científica sobre los resultados quirúrgicos de este tipo de operaciones está limitada por el pequeño tamaño de las muestras de pacientes y de centros. Por eso abordan un estudio basado en una cohorte de pacientes y centros amplia y heterogénea: en concreto, 1212 pacientes de tres continentes y decenas de centros.
De ellos, 129 se sometieron a reconstrucción genital: el 61% faloplastia (fabricación de un pene), el 25% metoidoplastia (alargamiento del clítoris) y el 14% metoidoplastia seguida de faloplastia.
El informe resultante registró 281 complicaciones que exigieron 142 revisiones. Aparte problemas fisiológicos, el estudio describe entre "las complicaciones más comunes" un 19% de "empeoramiento de la salud mental". Precisamente su mejora suele ser empleada como argumento para recomendar este tipo de prácticas. El informe sí recoge "una mejora de la imagen genital de sí mismos" respecto a los no operados, aunque "el nivel de imagen de sí mismos sigue siendo más bajo que el de los hombres cisgénero" (hombres que se reconocen como hombres).
¿Qué conclusiones obtienen los autores? "Estos resultados apoyan los informes puntuales según los cuales la tasa de complicaciones tras una reconstrucción genital para afirmar el género son mayores de lo que suele referir la literatura quirúrgica", porque "las tasas de compliaciones, entre ellas el fallo uretral y el empeoramiento de la salud mental, siguen siendo altos en la reconstrucción del pene por afirmación de género".
James Cantor, psicólogo clínico y sexólogo que no es contrario a estas prácticas y sigue de manera específica lo estudios al respecto, se ha mostrado impactado por estos estudios, según recoge La Nuova Bussola Quotidiana: "Sospechaba que las complicaciones de estas intervenciones se estaban infravalorando, pero no imaginaba que tanto".