Durante décadas, los sondeos más amplios sobre orientación sexual han detectado que entre un 1 y un 3% de la población se consideran homosexuales o bisexuales. Esto es así en casi todos los países. El enorme sondeo británico de la Annual Population Survey detecta un crecimiento, pero dentro de ese margen (eran LGB el 1,6% de los británicos en 2014, el 2,7% en 2019 y el 3,1% en 2020). En España, los sondeos serios (no los meros cuestionarios online de asociaciones) darían unas cifras similares: entre un 2 y 3% de población homosexual.
Los gays son un 2 o 3% en la vida real, pero en las películas y las teleseries españolas de 2021 fueron un 9% de los personajes importantes: su protagonismo en la ficción audiovisual española triplica su número en la vida real.
(Así, la ficción española sigue a la norteamericana, donde también se triplica la presencia gay con respecto a la real, según el informe GLAAD que ReL analizó aquí).
Por el contrario, otras minorías sociales son aún más minorizadas en la ficción audiovisual española. Un caso claro son los discapacitados, que en España son un 10% de la población (datos del INE y el CERMI), pero en las teleseries españolas sólo un 2,8% de personajes tienen discapacidad, y en las películas, sólo un 3,6%.
Así, mientras los discapacitados ven su presencia real dividida por tres en la ficción española, los homosexuales la ven multiplicada por 3.
Los datos los da el informe sobre 2021 del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA), difundido con motivo del Orgullo Gay en 2022.
Este organismo mide algunas minorías, pero no religiosas. Por ejemplo, no contabiliza la presencia de personajes religiosos.
Así, en España hay aproximadamente un 18% de católicos practicantes y un 40% de católicos no practicantes, pero ¿vemos ir a misa a un 18% de personajes en las series y películas españolas de 2021? El ODA no lo mide, pero cada uno puede hacer su propio cálculo de aficionado. ¿Cuán infrarrepresentados están los católicos en el audiovisual español?
Personajes gays, cada vez más
El ODA detalla que en el cine y las series había un 7,1% de personajes LGTBIQ+ en 2020, y en 2021 ya eran un 9,3%.
Este Observatorio señala, sin embargo, que los personajes tienden a concentrarse en pocas producciones: si salen gays, es que van a salir bastantes (lo que -pensamos en ReL- lo diferenciaría del mundo norteamericano, donde se colocan sólo 1 o 2 por producto, pero en todo tipo de productos).
Así, las 3 películas españolas de 2021 llenas de personajes gays fueron ¡CORTEN!, Poliamor para principiantes y Donde caben dos (ninguna se colocó entre las 100 más vistas del año).
En cuanto a las teleseries, casi la mitad de los 71 personajes LGTBIQ+ (48%) de este informe, pertenecen a solo 6 series de las 43 analizadas (Elite, Todo lo Otro, El internado: Las Cumbres, El Pueblo, HIT y Cuéntame cómo pasó).
El mismo Observatorio señala que precisamente la sobreabundancia de personajes LGTBIQ+ se encuentra en series orientadas a jóvenes. ¿Casualidad, mercado, morbo o adoctrinamiento?
Además, detallan que hubo 3 películas con personas trans (e interpretadas por actores trans), mientras que de los 7 personajes trans en series, sólo 1 recurre a un actor trans. El informe se queja de que Rober en Los Hombres de Paco, un hombre trans (es decir, que no es de verdad hombre) "está interpretado por una persona cisgénero".
Que parezcan muchos más, que lo ocupen todo
En 1989, dos homosexuales especializados en psicología y persuasión, Marshall Kirk y Hunter Madsen, publicaron su famoso libro After the Ball, explicando los pasos a seguir para normalizar la homosexualidad en la sociedad. "Esta es una campaña de propaganda descarada firmemente basada en principios de psicología y publicidad", declaraban en el libro.
Entre sus 6 pasos a seguir, uno era "parecer muchos". Y, efectivamente, colocando personajes gays en teleseries, canciones, tertulias, comics y hasta dibujos animados, se ha conseguido que un colectivo que según las encuestas es de un 3 o 4% de la población parezcan muchos más.
¡Una encuesta de Gallup en 2011 descubrió que la mitad de los americanos creían que el 20 por ciento de la población eran gays o lesbianas, y un tercio de la población creía que lo son uno de cada tres compatriotas! La sobrerrepresentación alcanzó su objetivo.