El proyecto de ley para legalizar la eutanasia está ya en plena tramitación en España y todo apunta a una clara mayoría parlamentaria para aprobar una práctica que ya se da en algunos países europeos como por ejemplo Bélgica y Holanda.
Sin embargo, en el debate español no se está explicando qué sucede en estos países ni lo qué es la denominada “pendiente resbaladiza”. De lo que supuestamente eran casos “incurables” y con “un sufrimiento insoportable” se ha pasado a casos en los que los trastornos y problemas típicos de la ancianidad se convierten en la causa que justifique acabar con su vida.
Esto es lo que ocurre en Holanda en este momento y que viendo la evolución natural de estas leyes puede pasar en España en el futuro.
El caso 2019-101
Así lo recogen los propios organismos oficiales holandeses a través de los RTE (Regionale Toetsingscommisies Euthanasie), es decir, los Comités Regionales de Revisión de la Eutanasia. Un ejemplo es el caso 2019-101 que ha analizado este organismo de control sobre la situación de una anciana entre 80-90 años que alegaba un “sufrimiento insoportable” por una acumulación de trastornos de la vejez y al cual se le dio el visto bueno para que se acabara con su vida.
Lo sorprendente es que ninguna de las causas que se ofrecían era mortal ni extremadamente graves en sí mismas, pero los médicos decidieron que al darse varias era suficiente para concederla la eutanasia.
Glaucoma, movilidad reducida e incontinencia
¿Qué sufría esta señora? Según este informe oficial sufría una movilidad reducida, pérdida relativa de visión así como incontinencia. Al parecer, la mujer un año antes de la eutanasia tuvo una caída por la cual sufrió una fractura que provocó que fuera operada. La rehabilitación no fue todo lo buena que esperaba y finalmente necesitó una silla de ruedas para moverse. Hay que recordar que la mujer tiene, según las autoridades, entre 80 y 90 años.
Además, señalan que tenía una “visión limitada debido al glaucoma” lo que le provocaba mareos. Alegaba igualmente dolor en el hombro y la muñeca derecha.
El informe del comité de la eutanasia asegura que “el sufrimiento de la paciente consistió en quejas de dolor, mareos, una fuerte disminución de la visión, pérdida de la función de su pierna derecha e inmovilidad. Luchó con la incontinencia urinaria por la noche que experimentó como insoportable. La paciente, que siempre había sido una mujer muy independiente, se había atado a su silla de ruedas y se había vuelto completamente dependiente del cuidado de los demás. Ella ya no era capaz de disfrutar de sus pasatiempos como resultado de la fuerte disminución de la visión, lo que significaba un fuerte empobrecimiento de su existencia para ella”.
Un "sufrimiento insoportable"
Esta mujer afirmaba que representaba un “sufrimiento insoportable” pese a que nada era mortal y muchas de las cosas podrían tratarse para aliviar su dolor tanto físico como emocional.
Sin embargo, tras explicar hasta siete veces su parecer al médico, este estuvo acuerdo en que “el sufrimiento del paciente era insoportable”. Posteriormente, una psiquiatra consideró que la paciente era apta y consciente para tomar esta decisión y también aprobó la eutanasia.
Esta anciana ya está muerta.
El comité considera “que en el caso de que un paciente tenga una acumulación de trastornos de la vejez, esta acumulación puede ser la causa de un sufrimiento desesperado e insoportable” en relación a la “historia de la enfermedad, biografía, personalidad, el patrón de valores y la capacidad del paciente”. Por todo ello, el comité dictamina que el médico actuó de acuerdo a la ley a y los requisito de atención que recoge dicha normativa.
Theo Boer, experto en Bioética, apoyó la ley de eutanasia desde el inicio. Años más tarde se ha arrepentido de su decisión
El aviso desde Holanda de la pendiente resbaladiza
Theo Boer, experto en Bióetica, apoyó desde el inicio la ley de eutanasia en Holanda y fue miembro de un Comité Regional de Revisión entre 2005 y 2014. Y precisamente esta pendiente resbaladiza es la que le ha hecho cambiar de opinión sobre esta ley.
En una entrevista con Alfa y Omega explica que “al comienzo del proceso de legalización, los defensores de la eutanasia argumentan que es necesaria para evitar terribles agonías en el lecho de muerte. El siguiente paso es dejar al paciente definir lo que para él es ‘una muerte terrible’. Si permitimos la eutanasia para el dolor extremo, ¿por qué no también para un final de la vida sin dolor en el que el paciente rechaza una espera sin sentido y depender de cuidados ajenos?”
Y añade que “un paso más es considerarla un derecho del paciente en vez de un último recurso excepcional. El cuarto peldaño es permitirla no solo para evitar una muerte terrible, sino también vidas terribles, extendiéndola a cualquier enfermo, incluso con una esperanza de vida larga. Aquí, nos acercamos peligrosamente a un conflicto con los programas de prevención del suicidio. Estas etapas se están dando en casi todos los lugares [con leyes de eutanasia o suicidio asistido]: Países Bajos, Bélgica, y más recientemente Canadá”.